Lucena celebró una multitudinaria ofrenda de flores a María Santísima de Araceli, patrona de la Ciudad y del Campo Andaluz. Fue una tarde espléndida en la que lucentinos y visitantes tuvieron la oportunidad de disfrutar de un recorrido que, por desgracia, otros años, estuvo deslucido por la lluvia. Aún resonaban en las catedralicias naves de San Mateo las bellísimas palabras del esplendido y emocionante pregón pronunciado por Francisco Javier Segura Márquez. Este pregonero sevillano supo acercarse al mundo aracelitano con una pieza literaria en la que también estuvieron presentes las flores.

El altar de la iglesia mayor de la ciudad se cubrió completamente de cestas y ramos tras una ofrenda iniciada hacia las seis y media de la tarde y que se prolongó durante varias horas. Miembros de la Real Archicofradía y las aracelitanas se encargaron de recoger las flores para ponerlas a los pies de la Virgen. Poco a poco se fue cubriendo todo el altar de bellísimas flores que fueron aportando los lucentinos en uno de los actos más atractivos de las Fiestas Aracelitanas, declaradas de Interés Turístico Nacional.

Como manda la tradición, participaron en la ofrenda la aracelitana mayor, María Araceli Pérez Aguilar, y su corte de damas, compuesta por Araceli González González, Paqui Rivas Mesa, María del Carmen Flores Navas, María del Carmen Gómez Castro y Cristina González Zafra.

También fueron a llevar sus flores a la patrona las distintas cuadrillas de santeros de la Virgen con sus responsables al frente, entre ellos el manijero del Día de la Virgen, Francisco Burguillos, así como un verdadero rosario de asociaciones, empresas, club deportivos, colegios, cofradías y numerosas familias. Como es tradicional, cerraba la comitiva el Ayuntamiento con el alcalde, Juan Pérez Guerrero, y la concejala de Fiestas, María del Mar Morales Martínez , entre otros miembros de la Corporación Municipal.

Hay que resaltar que la belleza de esta ofrenda floral resulta realmente incomparable, con un colorido sin igual, reflejándose la inconmensurable devoción de los lucentinos hacia María Santísima de Araceli, patrona de la localidad y del campo andaluz. En suma, un desfile en el que de nuevo se pone de manifiesto la devoción de los lucentinos.