Lucena brilla con luz propia en el mes de mayo con motivo de la celebración de las Fiestas Aracelitanas, en honor de la patrona de la ciudad y del campo andaluz. Previamente, en abril tenía lugar la procesión de bajada de la imagen desde el Real Santuario de Aras, donde permanece durante todo el año. Desde ese momento se abre el calendario de las Fiestas Aracelitanas, que tiene como prólogo de los días grandes en la proclamación de la aracelitana mayor y su corte de damas y también con la solemne función religiosa. Este año el pregón ha estado a cargo de Mario Iceta Gavicagogeascoa, obispo de Bilbao, que fue presentado por David Aguilera Malagón, vicario de la Campiña. Previamente tuvo lugar en el Palacio Erisana la proclamación de la aracelitana mayor y su corte. La aracelitana mayor, Araceli Dorado Muñoz, recibió la banda que le acredita como tal de manos del alcalde, Juan Pérez Guerrero. También le fueron impuestas las bandas a la corte araceltana, que este año estuvo integrada por Carmen Campaña Cabezas, Carmen María Almagro Bueno, Araceli Arévalo García, Marina Delgado Reyes, María Osuna Cuenca y Araceli Roldán Valverde.

Minutos más tarde, cogidas del brazo de las autoridades, las aracelitanas atravesaron la Plaza Nueva, adornada con la tradicional alfombra roja y bellísimamente iluminada, para llegar a San Mateo, donde tuvo lugar el pregón. Mario Iceta emocionó a los asistentes, dado que conoce de primera mano Lucena, pues fue párroco de Santo Domingo. En su pregón hizo un recorrido en doce puntos por la vida de la Virgen María y cómo se refleja a diario en nuestras vidas. Durante el pregón se realizaron cuatro pausas musicales con la intervención del grupo coral de voces blancas Gaudeamus Korales de Guernica. Mario Iceta fue muy aplaudido por los numerosos asistentes, entre los que, además del alcalde, Juan Pérez, estaban los miembros de la Corporación Municipal, el hermano mayor de la Real Archicofradía, Rafael Ramírez Luna y su junta de gobierno.

El primer domingo de mayo la ciudad vivió la jornada más brillante del año, el día de la Virgen de Araceli, en la que centenares de lucentinas celebraron su onomástica. De madrugada sonaron en San Mateo los cánticos de los Campanilleros de la Aurora. A las once y media se iniciaba en San Mateo la solemne función religiosa presidida por los obispos de Córdoba y Bilbao, Demetrio Fernández y Mario Iceta. Como es tradicional, estaban presentes el alcalde, Juan Pérez, y numerosos concejales y el hermano mayor de la Archicofradía, Rafael Ramírez, así como la aracelitana mayor y su corte.

En dicho acto, la Coral Lucentina, acompañada de la Orquesta del Conservatorio, dirigidas por Víctor Nájera, ofreció la Misa del Campo Andaluz, obra del ilustre compositor lucentino Antonio VIlla Álvarez de Sotomayor.

A las ocho de la tarde salía de la parroquia de San Mateo la solemne procesión de la Virgen de Araceli, a hombros de una gran cuadrilla de santeros mandada por Manuel Roldán, siendo los manijeros porrilla Manuel Roldán y José Martos. La Virgen de Araceli recorrió las calles entre el fervor popular y entre un verdadero mar de pétalos de rosa que le lanzaban desde los balcones. Al filo de la medianoche se encerraba en su templo tras ofrecerse una gran función de música y fuegos artificiales.

Las Fiestas Aracelitanas cuentan con otros actos de interés, como es el caso de la mutitudinaria ofrenda de flores, en la que participan varios miles de personas, tanto particulares como miembros de distintas asociaciones, cofradías, clubs deñportivos, etc. Tras varias horas de ofrenda, el altar de San Mateo, donde se encuentra la magen de la Virgen de Araceli, se convierte en un auténtico tapiz vegetal. También tienen lugar la Solemne Novena y numerosos cultos en honor de la patrona, que culminan con la procesión de subida.