La ciudad se volcó, un año más, en la celebracción de las Fiestas Aracelitanas, en honor a la patrona, que lo es también del campo andaluz. El pregón de Juan González Palma puso un brillante prólogo, para seguir con la multitudinaria ofrenda de flores. así como la solemne función religiosa oficiada por el obispo, Demetrio Fernández. El calendario culminó en la tarde y noche del primer domingo de mayo con la procesión de la venerada imagen de María Santísima de Araceli, que recorrió las calles de la ciudad con una cuadrilla de santeros mandada por Francisco Contreras.