Lucena dijo adiós la semana pasada a Antonia Bujalance González, la joven de 28 años a quien su pareja mató a tiros con su escopeta. El agresor, Francisco Pineda Granados, de 51 años, también lucentino, se suicidó poco después tras matar a su compañera, pegándose un tiro y sembrando con todo ello la tragedia en un cortijo cercano a Baena. Fuentes cercanas a la investigación pusieron de manifiesto el hecho de que la víctima, a la que su agresor disparó por la espalda, pudo ser sorprendida por Francisco Pineda mientras estaba recogiendo algunas de sus pertenencias de la mesita de noche, por lo que ni siquiera pudo llegar a defenderse. El decidió quitarse la vida allí mismo, siendo encontrados después por una amiga vecina de Luque, que fue quien alertó a los servicios del 112 de lo que había ocurrido.

Fueron numerosas las personas que acudieron al funeral por el eterno descanso de Antonia Bujalance González, que se celebró en la parroquia de Santiago. Entre ellos, rotos de dolor, se encontraban los padres, Francisco y Manuela, así como sus hermanas, Manuela y Araceli. También los familiares, amigos y conocidos aparecían totalmente abatidos por unos hechos que han conmocionado y sembrado de luto y dolor toda Lucena.

Aún incrédulos por lo ocurrido, algunos familiares señalaron que hace pocos días la pareja fallecida acudió junto a la familia a visitar a la madre de Antonia, que había sido intervenida quirúrgicamente en las instalaciones del hospital Infanta Margarita de Cabra. Estos mismos familiares insistían en que tanto Francisco como Antonia se comportaron en todo momento con una completa normalidad, por lo que nadie podía llegar a sospechar siquiera que llegara a producirse poco después un desenlace tan trágico, y, además, las últimas fotografías de ambos en las redes sociales tampoco venían a reflejar que existiera una mala relación entre ambos. Al funeral asistió el alcalde, Juan Pérez, así como vecinos del barrio de Santa Teresa y de Los Arroyuelos. Los restos mortales de Antonia Bujalance fueron incinerados en el Tanatorio de Bartolesis y los de Francisco Pineda en el Tanatorio Villa.