Una campaña más, un servicio de guardería privada vigila día y noche los olivares de varios municipios del sur de la provincia, entre ellos Lucena. A bordo de vehículos todo terreno, estos profesionales de la seguridad, comandados por Jaime Martín Alvarez, de Vigirul , se mueven entre un mar de olivos para impedir que los ladrones se lleven en pocas horas el fruto de los esfuerzos de los olivareros. Están en alerta y controlan incluso las fincas más apartadas y los caminos menos transitados, vías de escape de los ladrones, que cada día tienen más complicada la venta en las compras de lo robado.

Aún así, según informa el presidente de la Cooperativa Virgen de Araceli, Antonio Cañete, hace poco un grupo de delincuentes intentaron llevarse en dos noches casi 20 toneladas de aceituna de una misma finca. Afortunamente, fueron sorprendidos cuando ya tenían envasado el fruto en sacos y la aceituna ha sido devuelta a su dueño.

Vigilar los 349 kilómetros cuadros de superficie del término lucentino no es fácil. Por ello, las diferentes patrullas, dotadas de avanzados sistemas de telecomunicación, está perfectamente interconectadas entre ellas y con las fuerzas de seguridad. Los olivareros reconocen la labor de la Guardia Civil y sus efectivos del plan Roca, dotada este año con una unidad a caballo y piden más efectivos para Lucena.

Naturalmente, ello tiene un coste económico, que en el caso de Lucena se eleva a unos 50.000 euros, de los que 12.000, al igual que en la campaña anterior, han sido aportados por parte del Ayuntamiento.