A raíz del incendio producido en mayo de 2016 en el macrovertedero de neumáticos, de origen ilegal, situado entre Seseña (Toledo) y Valdemoro (Madrid), todas las administraciones tomaron conciencia del peligro que suponían para la salud debido a los problemas de contaminación del aire que provocan al producirse un incendio. Bueno, todas no, menos la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía. Desde el 17 de febrero de 2006 (¡doce años!) en que se presentó el primer escrito a la Dirección General de Prevención y Calidad Ambiental, competente sobre el asunto, denunciando la existencia del vertedero ilegal que ilustra el presente artículo, sito en la Ctra A-339 km 19,500, en el término municipal de Carcabuey (Córdoba), no se ha dignado ni a contestar. Por supuesto, ahí sigue el amontonamiento de neumáticos para «disfrute» de todo el que pase por la vía mencionada. Y es que dicho vertedero se halla en el borde mismo del Parque Natural de las Sierras Subbéticas.

Pero, siendo ese impacto visual negativo, no lo es menos el hecho de encontrarse junto a una almazara de aceite de oliva virgen, industria agroalimentaria que, como es fácil imaginar, requiere unas condiciones de limpieza, salubridad e higiene en su entorno muy estrictas. Por ello, de producirse un incendio ahora que se acerca el verano con sus elevadas temperaturas, los daños a sus instalaciones y a las personas empleadas en la misma serían de nefastas consecuencias, daños que se extenderían a otras empresas situadas en las inmediaciones.

Después de lo relatado, es pertinente hacerse la pregunta que encabeza el presente artículo, ¿para qué sirve la Consejería de Medio Ambiente?