La ansiada regeneración democrática. ¿No estaremos en una coyuntura ideal para que se asentara definitivamente en nuestro país? Porque, no nos engañemos más. Vivimos en una democracia teórica, por decreto, pero lejos de lo que es una auténtica democracia. Históricamente tenemos dos partidos, llamados uno de derechas y otro de izquierdas, que alternativamente rigen nuestros destinos. Hay una sola regla, imprescindible en una democracia para que funcione, y es el respeto al partido gobernante: «Ahora que estamos en la oposición, os vais a enterar lo que es una labor destructiva para todos vuestros proyectos. Os vamos a echar abajo todo lo que intentéis, sea bueno o sea malo, que es lo que habéis hecho con nosotros...». Posiblemente sea esa la desgraciada actitud que vivan muchos políticos nuestros. En ese clima de intolerancia y enfrentamiento es muy difícil que salgamos adelante. El nuevo equipo gobernante tiene históricamente, como partido de izquierdas en España, una fuerte tradición: su preocupación por lo social. Y no cabe duda, que en nuestra querida Andalucía, vive la mayoría de personas económicamente débiles, injustamente desfavorecidas y marginadas, en muchos casos por la prepotencia, el poder y el egoísmo de los más ricos.