A veces con razón y otras sin ella, hay personas especialistas en la provocación, son como quien tira la piedra y esconde el brazo, dando lugar a situaciones sin sentido cuando no, de violencia. Puede ocurrir en cualquier ambiente de desacuerdo: En las relaciones de pareja, de trabajo, vecindad, tráfico, futbol o en la política, entonces el ser humano, puede convertirse en otra cosa; por ello, las personas sensatas deben hacer un ejercicio generoso de autocontrol y serenidad para enfriar cualquier situación conflictiva, es la manera más inteligente y cristiana de evitar los casos incómodos para que luego, el juez no tenga que dilucidar ¿Quién fue más culpable, si el que inicia o responde a la provocación? Pues que este 2018 que acabamos de estrenar sea, para todos, un año exento de casos desagradables y en cambio, esté lleno de esperanza, alegría y paz.