En primer lugar, la siempre encantadora Nuria de Gispert; luego la CUPista (que demostrando una gran coerencia con sus ideas y lo que propaga su partido,votó positivamente a la investidura del fugado, apoyando así a los de la antigua CiU, con Arturo a la cabeza, ese niño de papá que pasaba sus veranos en internados suizos, mientras Anita y muchos otros no tenian ni para pipas). La sigue la valiente chica de las antiguas alpargatas que irradia alegría y optimismo allá por donde pasa. No tanto así la histérica de chillidos y lloriqueos, nieta, según las malas lenguas, de un alcalde franquista, que pretende ser la president por delante del ex-jesuita. Y, por último (last but not least), la muy culta, junto a Iglesias, experta en ortografía, que gracias a los consejos de Pérez-Reverte a partir de ahora no parará de leer, para así aprender a pensar dos veces antes de comunicarnos sus perlas cultivadas, tan perlas como las que suelta ese chico, no sabemos si traumatizado en su juventud por algún que otro coscorrón virtual en los patios del colegio o por algún que otro culé.