Según las estadísticas, la mitad de los pueblos pequeños han perdido y siguen perdiendo habitantes. Algunos están quedando deshabitados por el envejecimiento de su población y el éxodo de su juventud. Los problemas se están acentuando más debido a la sequía tan grande que nos está afectando, a la agricultura y principalmente al olivar, que está tan deteriorado que lo mejor es no ir a visitar los olivos para no sufrir. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha sacado una norma que permite reutilizar las aguas depuradas antes de ser vertidas al río para que puedan ser utilizadas para el cultivo del olivar.

En Fuente Tójar tienen aprobado poner una depuradora; yo reivindico que agilicen los pasos y pregunto a la vez: ¿En qué se va a invertir mejor el dinero que en ayudar a paliar la sequía haciendo balsas y sujetando las aguas de la lluvia? Tenemos técnicos que ya lo han hecho en otros pueblos. En Priego quieren poner el regadío en varias hectáreas de olivar, después de depurar las aguas residuales. Vuelvo a reivindicar «unos huertos familiares» si ponen la depuradora en mi pueblo. En el futuro si colocan olivares para el verdeo y otras fincas de almendros de alta producción podrá ser la agricultura más rentable aquí. Empresas como Muebles Ordóñez en Fuente Tójar o Almendras Morales en Zamoranos han demostrado que es posible crear trabajo en estos lugares, haría falta algún valiente que se lanzara a poner alguna industria más en el futuro, con lo que no tendría que marcharse nadie del pueblo.

Por otro lado, creo que con el dinero de «ayuda a domicilio y ayuda a los parados» pueden formar un complemento que ayudará a muchos a parecerse en el sueldo y en el trabajo de otros sectores y así los jóvenes en vez de irse optarán por retornar y habitar las casas tan bonitas que tenemos en el pueblo y que se encuentran cerradas a día de hoy. Tenemos que demostrar a otras autonomías, a oriundos, hijos o nietos de Andalucía, que aquí también se hacen muchas cosas bien.