Paco, en nuestro recuerdo, Paco en nuestro corazón.

Paco, fuiste proyecto. Paco, creaste ilusión.

Nada de lo que hiciste dejó indiferente en tu corta estancia, en el breve paso por nuestras vidas, por nuestra comunidad educativa. Y muchos de los rincones de nuestro centro rezuman aún el olor de tu esencia, de su sello, con la misma intensidad que la pena por tu pérdida. Pusiste color a nuestro instituto, dando alma a su construcción y ensalzando la labor de Rafael de la Hoz. También esto te hizo grande.

Impulsor del diálogo y la oratoria, maestro por vocación, también gran orientador, sembraste el entusiasmo en tus alumnos, quienes no han podido dejar de admirarte, ni de recordarte.

Tu trayectoria profesional y personal es efímera pero intensa. Tu labor de incalculable valor. Defensor de la justicia por encima de todo, luchaste al lado de las grandes causas, y no abandonaste jamás ninguna batalla, ni la tuya propia... Quizá la única que no conseguiste vencer. El resto fueron todas grandes victorias que con tu humildad abanderabas.

Querido Director, allá donde estés, queremos que sepas que los miembros de esta, tu orquesta, intentaremos ser dignos herederos de tu legado, y que continuaremos con tu proyecto en construcción, con tu «testarudo» y admirable empeño de convertir el Instituto Rafael de La Hoz en orgullo de su barrio, y al barrio en bastión de su centro, en emblema de la Educación.

Paco, gran educador, persona excepcional.