Soy un componente del grupo de visitas turísticas del Distrito Centro, organizadas en el Centro Cívico de la Corredera. Todas ellas han sido de gran interés y muy provechosas. Un par de veces hemos visitado el Museo de Bellas Artes, enclavado en la plaza del Potro. Dicho museo tiene dos plantas y dada mi discapacidad me veo imposibilitado de acceder a la segunda planta, al carecer dicho recinto incomprensiblemente de un ascensor. La primera vez, algunos de mis amigos del grupo se ofrecieron a subirme andando por las escaleras, lo que les agradezco enormemente, pero dicha acción me parece totalmente «tercermundista» y en el siglo XXI, en una capital como la nuestra tan amante de la cultura, que un edificio público no disponga de un mínimo ascensor, no se puede consentir. Resulta lamentable, penoso e intolerable. Si un edificio público no es accesible para todas las personas, es mejor cerrarlo. Así de claro. Por lo tanto, ruego y exijo encarecidamente que pongan un ascensor lo más pronto posible en el museo para el disfrute de todos los cordobeses.