Manolete era un torero. Según la RAE, un torero es una «persona que por profesión ejerce el arte del toreo». El torero tiene un protagonismo central en el toreo o corridas de toros. Es el que burla las embestidas del toro, el que lo dirige a la pica y a la puesta de banderillas, y el que le causa la muerte mediante una espada o/y el descabello. Objetivamente en una corrida de toros se tortura al animal. Se le clava una divisa. Después una pica piramidal produce una hemorragia, desgarrando y cortando tendones, ligamentos y músculos del cuello. Las banderillas aumentan la pérdida de sangre, rebanando tejidos y originado dolor en cada movimiento. En estas condiciones el toro está agónico, busca la salida como hizo desde que entró en la plaza, pero ya solo con la mirada. Finalmente, la espada de matar puede atravesar la pleura y el pulmón. El toro se ahoga en vómitos de sangre y muy a menudo muge lastimeramente. Si es necesario descabellar, un estoque específico se clavará entre las vértebras para seccionar la médula, y la puntilla lo paralizará. La muerte se producirá por asfixia.

Según la Declaración Universal del Bienestar Animal, que tiene el visto bueno de la mayor parte de los países en la Unesco y la ONU, así como la Organización Mundial de la Salud Animal y la WVA (Asociación Mundial de Veterinarios): «Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos crueles». Las corridas de toros transgreden esta norma. Hay cordobeses que nos avergonzamos de las corridas de toros por la crueldad que supone hacia los animales. Consideramos que hacer hijo predilecto de Córdoba a un torero vulnera la sensibilidad de muchas personas de esta ciudad.