Hace un mes, ingresé en la UCI del Hospital San Juan de Dios, donde, para sorpresa mía, encontré una sala ambientada con fotos repletas de naturaleza y un personal de calidad humana y cercanía incuestionables ¿El colmo de todo? La posibilidad de recibir visitas a lo largo de casi todo el día.

Habiendo chocado esta imagen con la que tenía de la UCI (una unidad más bien gris, aislada, excesivamente pragmática) me explicaron que el hospital formaba parte del proyecto HU-CI, Humanización de Cuidados Intensivos, que buscaba la mayor relajación y mejora del paciente en este entorno.

Ahora recuperado, miro atrás agradeciendo la flexibilidad y el corazón puestos por el Hospital San Juan de Dios, reconociendo una vez más que, a pesar de los avances y descubrimientos científicos, la verdadera Medicina no es tal sin el humanismo y la vocación de servicio que anidan en sus raíces.