Ya instalado cómodamente en el palco preferencial que el cielo otorga a los creyentes, el 19 de agosto comenzó la temporada del Córdoba CF con un minuto de silencio en memoria de Alfonso Gómez López, otrora directivo y presidente de la entidad. Días antes, con la ilusión quinceañera de cada año, Alfonso había renovado su abono, lo cual acentuaba el privilegio de ser uno de los socios con más abolengo del club. Como es fácil de imaginar a la familia ese minuto de homenaje nos llenó de orgullo en momentos dolorosos, pero durante todo el curso nos rondaba por la cabeza que ese instante podría quedar empañado por una temporada nefasta en lo deportivo y de constantes confrontaciones en lo social. Todo cambió en enero con la llegada de Jesús León. Y como reza la oración de San Francisco de Asís, donde había discordia, trajo unión; donde había duda, trajo fe; donde había desesperación, trajo esperanza. Y donde había tristeza y tinieblas, trajo alegría y luz. Gracias presidente. Gracias por tantas cosas, pero gracias porque ahora contaremos a los nietos de Alfonso que aquella temporada comenzó con un minuto de silencio a su abuelo y acabó con la mayor gesta que se le recuerda a nuestro equipo.