Aunque en ello tienen mucha culpa los medios de comunicación, no es fácil comprender por qué una palabra comienza de repente a usarse con significado distinto e incluso contrario, del que venía siendo común. Como está sucediendo con «favoritismo» y «bodorrio». Según el DRAE (y siempre ha sido así), favoritismo es (la) «preferencia dada al favor sobre el mérito o la equidad, especialmente cuando aquella es habitual o predominante». Es decir, se refiere a la actitud negativa de dar un trato de favor por encima de lo que correspondería en justicia. Pero se va extendiendo su uso -sobre todo en el periodismo deportivo- como la cualidad de favorito que atribuimos a un equipo frente a otro. Y así se oye decir que el favoritismo es del equipo tal frente al cual. Y algo parecido sucede con la palabra bodorrio, que, como ya anuncia su sufijo despectivo, significa «boda cuya forma de celebración se considera impropia, por su ostentación excesiva o su inadecuación a las circunstancias». Pero cada vez se utiliza más por la prensa del corazón, como una gran boda celebrada por todo lo alto; y no una mera boda excesivamente ostentosa.