Debido a las políticas insolidarias y austeras -recortes de derechos y libertades- dictadas a nuestros dubitativos gobernantes europeos, ha aumentado la desigualdad malogrando años de conquistas sociales. Esto ha creado un caldo de cultivo donde los pequeños nacionalismos, la xenofobia galopante, el avance de la ultraderecha y el egoísmo de algunos que blindan fronteras, amenazan la unidad y el porvenir de una Europa implicada y dialogante. Y así, el horizonte de un espacio común de paz, derechos humanos, solidaridad, se desvanece. La economía que imponen los lobbies en detrimento de la ciudadanía debe dejar de marcar el rumbo para dejar paso a un futuro de progreso solidario. De lo contrario, los desafectos seguirán aumentando.