Cuando en los Pactos de Toledo se hable de la viabilidad del sistema público de pensiones habrá que hacer algunas consideraciones que hoy no se tienen en cuenta y ver dónde se gasta nuestro dinero:

Los pensionistas cada vez aportan más vía impuestos y no solo con los indirectos como el IVA como casi todo el mundo (los sinvergüenzas no lo pagan), sino que además pagan el IRPF, gravamen por el que aportamos en 2016 la cantidad no efímera de 9.698 millones de euros y aumentando. Dinero que supone el 14,8% de los ingresos del Estado por este impuesto. Para decirlo clarito, parte de lo que el Gobierno abona a los pensionistas ya lo ha recuperado vía tributación por varios canales.

Ya hemos reiterado varias veces que nuestra pensión no es un rendimiento del trabajo, ya que fue generada durante nuestra vida laboral y en el cobro mensual de nuestro salario ya estaba sometido a esa servidumbre, es decir ya tributó IRPF, estando ahora gravada de nuevo por el mismo impuesto (cayendo en la doble imposición), lo que es ilegal.

Nosotros no pensamos en eximirnos de pagar impuestos. Es más, pensamos que hay que poner algún impuesto especial para el mantenimiento de ingresos en la Seguridad Social. Decimos que «nuestro» IRPF revierta en este estamento, no en rescatar bancos o autopistas, para evitar dilapidar la hucha de los pensionistas o llevar a la quiebra el sistema público de pensiones por falta de ingresos que ellos mismos se han preocupado de eliminar. Para eso deben servir nuestros impuestos.