Veinte años del asesinato más cruel, de una muerte que se podía haber evitado, del símbolo de la peor cara del machismo. Ana Orantes, tras 40 años de sufrimiento, fue valiente y le costó la vida. La carta de su hija me conmueve, pues fue este asesinato despiadado el que removió las conciencias de la sociedad. Pero no lo suficiente. En este aniversario el dolor es por Ana y por todas las víctimas. ¡Reaccionemos!