Con motivo de unas declaraciones de monseñor Munila, el día 5-3-2018, se han producido diversas reacciones, algunas de ellas fuera de lugar como, por ejemplo desnudarse unas veinte mujeres, de cintura para arriba, delante de las puertas de la Catedral de San Sebastián el día 8. Pero lo que más me llama la atención es que quienes han reaccionado de esta forma contra el obispo son las mismas personas que defienden la libertad de expresión. Está claro que esa libertad de expresión solo debe ser para ellas. D. José Ignacio Munilla no ha dicho nada que no esté obligado a decir por razón de su cargo, es digno de elogio y admiración quien dice y hace lo que está obligado a decir y hacer, sea o no políticamente correcto.