Cual cabellos recién peinados de una aterciopelada cortina, perfumada por suspiros de rosales cercanos, que escogen a la dama «flor», la tonalidad a vestir en el sino de la noche. Designios de luz van despaciosamente policromando la atmósfera de la estancia, alegorías de plata recién pulida, miran a la Luna llena, esperando el reencuentro con lo onírico. Una agarena calleja de tacto de cal y pestañas de estrellas abre las puertas a la ensoñación, saboreando el alma de un jazmín. Afinados surtidores entonan poemas de agua, versos, por los milenios de la piedra, hechos camino. Legibles huellas se concentran, al pie de un naranjo cuajado de brotes de azahar. Como el aura busca su cuerpo, bajo los arabescos de la superficie del río, alas de Arcángel custodian la llave de todos los caminos, conscientes u oníricos, que te buscan en la creación...Córdoba.