En este crítico momento y que tanta conmoción (de censura) ha provocado, quizá convenga apuntar dos reflexiones. Primera: que todo lo que está sucediendo tiene causa en la falta de visión de Estado e irresponsabilidad de los dos partidos políticos que últimamente venían gozando de mayor representación parlamentaria, PP y PSOE, por no haber suscrito desde hace mucho tiempo un pacto de Estado donde renunciaran --por el bien de España e interés general de todos los españoles--, a depender del apoyo de los partidos nacionalistas separatistas para acceder al Gobierno de España o mantenerse en él. De haber existido dicho pacto, nos hubiéramos ahorrado muchísimos disgustos en el pasado y la grave situación en Cataluña, así como la que de similar tenor se vislumbra en el país vasco. Y segunda: que para derrocar a Rajoy ha funcionado como automático resorte unitivo de los partidos más dispares una sentencia que implica al PP en actos de corrupción; lo que significa, una confianza de todos esos partidos en el Poder Judicial, digna de elogio. Esperemos que, por coherencia, se mantenga similar confianza expeditiva con todas las resoluciones judiciales: ya sea en temas de corrupción del resto de partidos, como respecto a los políticos incursos en procesos penales por actuar contra la Constitución y las leyes.