Percibir alados sentidos, que elevan la floración de una intemporal primavera, tacto celestial, grácil aleteo del agua arrullando al surtidor, delicados movimientos de bailarina, cual enredadera de zarcillos malvas. Contemplan los reflejos de una aterciopelada luna, mirtos y nenúfares del romántico estanque, notas para el alma, sutil impronta en el canto de una Dama, llamada Córdoba. Forjadas rejas cuajadas de promesas que entonan al aire, entre paseos por alamedas de robles y tilos, suspiros que la fértil tierra hace suyos, partitura que la naturaleza custodia en un ramillete de eterno Rocío, que se desprende hoja a hoja con la musicalidad que al tiempo detiene.