Es verdad que las luces de Navidad de Córdoba no son todo lo hermosas que me hubiera gustado, aunque no sé si tildarlas de «mamarracho» como han hecho los concejales del PP. Es cierto que, comparadas con otras que vemos por televisión, como la deslumbrante puesta en escena de la calle Larios de Málaga, se quedan en nada, se ven tristonas, pero parece que a nuestro Ayuntamiento no le da para más el presupuesto, y el sector privado no colabora como en otras capitales.

Sin decantarme por una posición u otra, sí quiero subrayar que la falta de alegría del alumbrado está siendo sobradamente compensada con la alegría de la gente en las calles, con esa bulla que parece casi de Semana Santa, con el turismo y con nosotros, los nativos, que procuramos no perdernos nada de lo que se cuece en las calles. Por suerte, hay actividades para escoger, y, si no, con pasear y ver el ambiente el entretenimiento está asegurado.

Quizá falta esa animación que invite a un mayor consumo que tanta falta le hace al comercio en estas fechas, los empresarios lo sabrán. Yo, por mi parte, estoy dispuesta a disfrutar de nuestra Navidad cordobesa, aunque sea más pobretona que la de otras ciudades.