El pasado 28 de octubre en la plaza de toros del hotel El Pilar se celebró una fiesta campera en homenaje al crítico taurino y gran aficionado de la Aldea Quintana, Juan Plata, que logró llenar el acogedor y bonito coso taurino carloteño hasta la bandera, dándose cita en el mismo alrededor de 1.500 personas, que hicieron posible el sueño de Juan de tomar la "alternativa" en su pueblo arropado por sus numerosos amigos y vecinos.

El espectáculo, organizado por la asociación cultural taurina carloteña, comenzó sobre el mediodía con una gran exhibición ecuestre a cargo de profesores y alumnos de la escuela equina del hotel El Pilar, flamenco a cargo del coro Corales y Romero de El Arrecife, ritmos caribeños de batucada por el grupo local Sambalota , y tradicionales y castizos pasodobles interpretados por una banda, especialmente formada para la ocasión, por diversos componentes de la asociación musical Carlos III. Todo ello con la ingesta de guisos típicos de la zona y un enorme perol cordobés cocinado a la vista del numeroso público asistente.

Sobre las cinco de la tarde, una hora de lo más taurina, Juan Plata, vestido impecablemente de corto, demostró a sus paisanos que su gran afición por el mundo del toro, es mucho más que un hobby al demostrar que también acaricia el arte del toreo.

La fiesta campera se inició al decaer la mañana en la que soplaba un álgido aire, que no logró desanimar al público asistente. Abrió plaza la exhibición de un caballo de raza árabe a cargo de uno de los alumnos de la escuela hípica del Pilar, seguido por un poni, caballo de raza de pequeña alzada, pelo largo y gran fortaleza, que montado por una joven amazona realizó una demostración de saltos. A continuación salió al ruedo un bello ejemplar de pura raza española, para posteriormente tener lugar una demostración de doma vaquera a cargo de una yegua hispano árabe montada por Jairo Gámez Luna, director de la escuela equina carloteña. Los asistentes a la fiesta campera pudieron disfrutar también de una apartada vaquera y otra serie de trabajos que los caballos realizan en el campo. Como colofón al espectáculo ecuestre, salió a la pista el joven jinete de tan solo 14 años, Jesús Ruiz Valverde, que demostró conocer el volteo, disciplina que requiere la agilidad de un gimnasta y la resistencia de un corredor, y es una derivación de antiguas prácticas ecuestres relacionadas al ámbito militar, desde los mongoles comandados por Gengis Khan, hasta las actuales escuelas militares de caballería.

Durante la hora del almuerzo, los tendidos y gradas de la plaza de toros se quedaron prácticamente vacíos, ya que los asistentes al festejo se arremolinaron en torno a la barra del bar y la cocina, para degustar las variadas raciones de productos típicos de la comarca así como el gigantesco perol cordobés guisado por el chef del hotel, mientras el nuevo coro rociero Corales y Romeros de El Arrecife, ponía la nota flamenca interpretando sevillanas, fandangos, bulerías y otros palos del flamenco.

Sobre las cuatro de la tarde, Plata abandonó las instalaciones taurinas para dirigirse a la suite del hotel donde ayudado por el matador de toros cordobés, Juan Antonio García, El Califa , que asumió el papel de mozo de espada, se realizó la tradicional ceremonia de vestirse con el traje corto que lució para lidiar al becerro de su "alternativa". Poco después, Juan subió en un carruaje tirado por dos mulos de raza, cedido y conducido para la ocasión por Fernando Blanco, vicepresidente de la asociación caballista Jaca de El Arrecife, dirigiéndose a la plaza.

Y llegó la hora de la verdad, las cinco de la tarde. Plata acompañado por su cuadrilla, compuesta por pequeños de la escuela taurina de El Pilar y acompañado por los sones de un pasodoble, inició su primer paseíllo bajo una gran salva de aplausos que el público le brindó. Ya en los burladeros, en los que se encontraban varios matadores y novilleros cordobeses, Juan aguardó estoico la salida del becerro. Se abrió la puerta de toriles y un joven ternero que demostró durante la "lidia" alguna casta y bravura saltó al ruedo.

El homenajeado lidió muy bien con el capote en la salida del becerro al que jugó bien con los brazos, marcando unas buenas chicuelinas, que lograron los primeros aplausos del respetable, que antes de que saliera al albero, en un gesto cariñoso le obligó a saludar desde el tercio.

Plata demostró que tiene buenas maneras realizando destellos brillantes, toreando en los cierres de las series con adornos muy hermosos y realizando una faena que tuvo plasticidad a un becerro que tomaba pasablemente el engaño.

El carloteño estuvo muy animoso con el capote y ejecutó a la verónica un toreo suave y despacioso.

Con la muleta Juan logró mayor lucimiento con la derecha en muletazos de buen trazo, aunque demostró mayor habilidad en los de pecho, llegando lo mejor de la tarde con el toreo al natural que volvió a levantar la música del pasodoble. Al finalizar la capea Plata salió a hombros de la plaza coreado por los gritos del público de "¡Torero, torero, torero!".