Después de la llegada de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, veremos a muchos niños que estrenan botas, estas serán las de sus ídolos Messi o Cristiano, quizás las de Abel, capitán del Córdoba, o Ghilas, el delantero de moda. Por desgracia, ciertos modelos inadecuados en poco tiempo pueden ir acompañados de algunas dolencias, aparición de lesiones… y no debemos de olvidar que la bota es la herramienta más importante de un futbolista.

¿Qué debemos comprobar antes de adquirir una bota?

Hoy día la variedad de botas es muy grande, pero lo principal será ver en que superficie jugamos: césped natural, césped artificial o tierra. Normalmente nuestros futuros futbolistas juegan en césped artificial, cuyo piso tiene un uso de 8 horas diarios, sin ser tratados debidamente, con exceso de caucho y que habitualmente no tiene el agua ni la humedad suficiente, lo que acerca más un campo de estas circunstancias a la tierra que a la hierba natural.

A diferencia de los grandes cracks, que juegan en campos de césped natural, cuidados casi a la perfección, lo que les da al suelo una dureza óptima. En las tiendas nos venden la imitación de la bota de la estrella con una calidad muy inferior para un niño, en la mayoría de los casos no es lo mejor para éste. Una vez puesto en situación procedamos:

- Tamaño de los tacos: si jugamos en superficies duras y secas será mejor un número considerable de tacos (14 o más) y no muy largos (máximo 12mm). Los tacos largos son para terrenos blandos de césped natural.

- Forma y disposición de los tacos: el taco redondo nos dará mayor libertad de movimiento y si unos están cerca de los otros impedirán que nos quedemos clavados en el terreno. Las disposiciones específicas son para futbolistas adultos.

- Plantilla: las botas carecen de media suela, por lo que el uso de una buena plantilla evitará posibles lesiones (enfermedad de Sever, fascitis plantar...)

- Contrafuerte: es el refuerzo de la bota en la zona del talón, es muy importante que impida un excesivo tambaleo del talón, pero no debe ser demasiado duro, ocasionaría rozaduras. A esta fijación ayuda una buena lazada.

- En el exterior de la bota y en el interior, conocidos técnicamente por los anglicismos Upper e Insole, encontraremos diferencias con respecto al material desde cueros naturales a plásticos que se darán en relación al precio, ligados con las sensaciones a la hora de entrar en contacto con el balón pero no tanto con la salud del futbolista.

- Talla: el futbolista debe jugar con unas botas que se ajusten a su pie. Una bota que este grande impedirá un juego óptimo y podría ser fuente de lesiones. Teniendo en cuenta el periodo de crecimiento es preferible comprar botas de precio asequible que podamos cambiar cuando sea necesario, a otras de mayor “calidad” para un uso más prolongado.

Las grandes marcas nos venden especificidad, rendimiento y estética, nosotros tenemos que pensar en formación desde un punto de vista genérico. Cuando el futbolista tenga un estilo de juego maduro buscará lo que más se adecue a su juego, de momento pensemos en salud y diversión, es lo más importante.