“Que ellos se cuiden. Ayuda a capturarlos”. El Gobierno peruano del presidente Pedro Pablo Kuczynski ha ofrecido 30.000 dólares de recompensa a quien de información sobre el paradero del expresidente Alejandro Toledo, quien de la noche a la mañana se ha convertido en uno de los hombres más buscados del país. El ministro del Interior, Carlos Basombrío, ha anunciado también que se ha abierto una línea telefónica para que “cualquier persona del mundo” pueda brindar informaciones sobre “este señor” que tiene orden de captura internacional y es imputado por los delitos de tráfico de influencias y lavado de activos.

El juez Richard Concepción Carhuancho determinó que a Toledo le corresponden 18 meses de prisión preventiva después de estudiar la presentación del fiscal Hamilton Castro que encabeza las investigaciones sobre el impacto del Lava Jato brasileño en Perú. Al “Cholo”, el hombre que, invocando su origen social humilde, asumió en 2001 la presidencia del país andino con la promesa de reparar las heridas de la corrupción provocadas por el autócrata Alberto Fujimori, se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht. Esa suma escandalosa habría abierto la puerta para que esta empresa obtuviera el contraro sin contratiempos para contruir la Carretera Interoceánica Sur que une a ese país con su vecino Brasil. La audiencia que decidió su suerte comenzó a las 10.00 horas de este jueves, en el Cercado de Lima.

GARANTÍAS DEL PROCESO

Heriberto Benítez, uno de los abogados del exmandatario recomendó a su defendido, quien había viajado a Europa, “que no venga” a Perú porque “no hay garantías de debido proceso”. Según Benítez “todo el país y la comunidad internacional ha sido testigo” de que Toledo es objeto de un “talionaje” judicial, un modismo para referirse a la antiquísima ley del Talión (“ojo por ojo, diente por diente”). El abogado cree que es un acto vengativo. “En estas condiciones no se puede presentar, con un juez que quiere enviarlo a la cárcel violando los derechos humanos”.

El fiscal Castro basó sus acusaciones en el testimonio de Jorge Barata, exrepresentante de Odebrecht en Perú, y actual colaborador de la justicia peruana. La ruta del dinero del soborno ha sido en parte detectada en una cuenta de Joseff Maiman, un empresario amigo de Toledo quien fungiría como su testaferro.

El “Cholo” pasa buena parte del año en la Universidad de Stanford. Su agrupación, Perú Posible, tuvo un desempeño lamentable durante las últimas elecciones presidenciales. La candidatura de Toledo no atrajo prácticamente a nadie. En la actualidad, señaló Sinesio López, columnista del diario 'La República', “ni siquiera tiene un pequeño partido que lo defienda”.

AMARGA IRONÍA

Si el proceso siguiera su curso inexorable, los peruanos estarán frente a la posibilidad de una amarga ironía de la historia política: Toledo se convertiría en el segundo jefe de Estado entre rejas. El otro es nada menos que Fujimori, quien había huido del país a fines del año 2000 en medio de una fuerte presión popular que tenía al “Cholo” como su principal referente.

Para el analista Alberto Adrianzén, las “vinculaciones corruptas” de Toledo con Odebrecht “se veían venir”. A pesar de ello, el hecho no deja de tener “un contenido simbólico que va más allá de su condición de expresidente y la indignación que ello provoca”.

Recuerda en ese sentido que “el liderazgo de Toledo fue una pieza clave en el derrumbe del régimen autoritario”. En sus días de gloria, el “Cholo” convocó al actual presidente Kuczynski para que formara parte de su equipo.