El fantasma de la guerra comercial con EEUU se aleja. Al menos de momento. La ofensiva diplomática puesta en marcha por la Unión Europea en las últimas semanas para esquivar los aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio parece haber surtido efecto. Todo apunta a una tregua temporal que de confirmarse permitiría a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE eludir un enfrentamiento que hubiera abierto una nueva brecha en las ya tensas relaciones entre Washington y Bruselas.

Los líderes de la UE esperan todavía a la decisión formal de Trump aunque las palabras del responsable de comercio exterior de Estados Unidos, Robert Lighthizer, ante el Congreso anunciando la exclusión de la UE auguran un final feliz. «Si la hipótesis de la exención para la UE se abre la cuestión será saber si está sujeta a una condicionalidad», explicó el primer ministro de Bélgica, Charles Michel.

Las negociaciones empezaron a dar frutos el miércoles, días después de que la UE hiciera pública la lista de productos estadounidenses a los que castigaría en represalia. La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, arrancó en Washington el compromiso a su homólogo Wilbur Ross de «poner en marcha inmediatamente un proceso de discusión con Trump y la Administración americana sobre cuestiones comerciales de mutua preocupación».

El asunto es uno de los platos fuertes de la cumbre de primavera. «Sabemos lo que ha dicho Lighthizer en el Senado y está dentro de nuestras expectativa», aseguraron fuentes diplomáticas europeas. «De confirmarse la exclusión será una buena noticia», valoró el presidente del Europarlamento, Antonio Tajani, tras su intervención en el Consejo Europeo. «No creo que Estados Unidos y UE, que son dos caras de la misma moneda, deban enfrentarse en una guerra comercial. El problema está en otro sitio, en la sobrecapacidad china. Si tocan a nuestra puerta se equivocan de interlocutor», añadió. El borrador de conclusiones que negocian los 28 subraya el apoyo a las reglas multilaterales y al libre comercio así como la necesidad de acelerar las negociaciones con Mercosur y México y concluir los acuerdos con Japón y Singapur.

En la cumbre también se coló el escándalo por la fuga masiva de datos que afecta a Cambridge Analytica y Facebook. El borrador de conclusiones refleja la necesidad de que los 28 refuercen sus «capacidades» frente a las «amenazas híbridas», incluidas áreas como la comunicación cibernética, estratégica y la contrainteligencia. Tusk dejo claro que hay coincidencia entre los líderes europeos en que «la privacidad y los datos de los ciudadanos deben ser respetados».

Algo más tibia fue la respuesta al ataque con gas nervioso de Salisbury. La solidaridad con el gobierno británico es plena y el borrador recoge una «condena enérgica» y reitera que se toman «con extremada seriedad» la evaluación de Londres de que es «altamente probable» que la federación rusa sea responsable del ataque. Pero pocos líderes fueron más lejos. La única que admitió que estudian la retirada de diplomáticos fue la lituana Dalia Gribauskaite.