De nada han servido las advertencias de líderes de Oriente Próximo y globales, algunas voces cautelosas dentro de su propio equipo y los incontables análisis que avisan del daño que puede hacer al siempre frágil proceso de paz entre palestinos e israelís y a toda la región. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, va a anunciar este miércoles que reconoce Jerusalén como capital de Israel y que pone en marcha el proceso para trasladar allí la embajada desde Tel Aviv.

Por “imposibilidad logística”, según han explicado el martes fuentes de la Administración en una sesión informativa previa al anuncio, el traslado de la legación diplomática “va a llevar no meses, sino años”, no menos de tres o cuatro necesarios para buscar la localización (aún no determinada), el diseño y la construcción. Pero el cargado simbolismo de los dos pasos representa un giro en la política estadounidense cuyas potenciales consecuencias son impredecibles.

Trump, según han adelantado los miembros de su equipo, está “cumpliendo una importante promesa de campaña” con el reconocimiento de la capitalidad de Jerusalén, que aseguran que es “un reconocimiento de una realidad histórica y moderna”. Y justifica su decisión de trasladar la embajada asegurando que pone “fin a una política de ambigüedad que no ha funcionado en 22 años”, una referencia a la ley de 1995 en la que ya se aprobó ese movimiento, aunque todos los presidentes desde entonces (incluyendo él hasta ahora) lo han ido posponiendo cada seis meses.

Si se cree la idea de la actual Administración estadounidense, “la localización física de la embajada no es un impedimento ni un facilitador de la paz”, un argumento que cae bajo el peso de todas las advertencias que Trump ha recibido en los últimos días en contra de dar el paso. Y las fuentes del equipo presidencial insisten en que Trump sigue siendo “optimista” respecto a las posibilidades de que el proceso de paz siga adelante.

“Este anuncio no cambia la política estadounidense sobre fronteras, aspectos de soberanía o el estatus final”, insistían las fuentes este martes. “El presidente reitera su absoluto compromiso con que Estados Unidos siga facilitando el acuerdo de paz y su creencia de que está al alcance”.