Donald Trump abrió ayer un nuevo frente en su estrategia para desacreditar las investigaciones que acechan a su presidencia. El republicano disparó ayer por primera vez contra el fiscal especial, Robert Mueller, el hombre que rastrea las posibles conexiones de su entorno con la trama rusa. «¿Por qué tiene el equipo de Mueller a 13 aguerridos demócratas, algunos de ellos grandes simpatizantes de la corrupta Hillary, y ningún republicano?», escribió en Twitter. «¿Acaso alguien piensa que es justo?». La intención no es distinta a la que había buscado hasta ahora: presentarse como víctima de una persecución.

Trump ha descrito la investigación como una «caza de brujas», pero ni sus maniobras para deshacerse de los funcionarios que la encabezaron inicialmente al frente del FBI ni sus andanadas para difamar a sus principales protagonistas han servido para frenar las pesquisas.