El 9 de julio del 2011 una chiva, un rudimentario autobús habitual en las zonas rurales deColombia, explotó en las inmediaciones de la comisaría de Policía deToribío. En mitad del caos producido por la detonación, guerrilleros de las FARC abrieron fuego desde lo alto de las montañas que rodean al pueblo. “Oímos una explosión y nos fuimos todos al suelo”, recuerdaNaftalí, un sacerdote keniata que acababa de llegar ese mismo día al pueblo para celebrar un bautismo. “Cayeron esquirlas y vidrios sobre la gente en el interior del templo, así que intentamos evacuarlos, pero nos encontramos con todo el mundo que estaba en el mercado de la plaza, entrando en la iglesia para protegerse”. Ese día murieron cuatro personas y 103 resultaron heridas, engrosando una larga lista de víctimas de la localidad más azotada por el conflicto en Colombia.

Toribío se encuentra en un punto estratégico sobre laderas del Nevado del Huila, en el norte de la región del Cauca. Esta zona, habitada fundamentalmente por indígenas nasa, sufrió 350 combates entre la guerrilla y las tropas estatales, 743 hostigamientos, cinco atentados terroristas, 10.357 víctimas y un número no registrado de personas afectadas por minas, munición sin detonar y reclutamiento forzado.

En medio de estos datos, historias como las de Julia, una enfermera y gerente de hotel en Toribío que aún recibe ayuda psiquiátrica por estrés postraumático. “Aquí hemos vivido muchas tomas guerrilleras, con combates por el pueblo, mientras nos refugiábamos en casa con los niños”, relata Julia. El mayor de sus hijos, Juan Pablo, cuenta cómo se refugiaba junto con sus hermanos durante los combates y eran capaces de distinguir el tipo de arma según el sonido. “La paz es algo bueno porque uno ya no tiene que estar con la zozobra de saber si la guerrilla viene o va”, explica Juan Pablo, que regenta una pizzería junto al hotel de su madre.

Santiago, locutor de la radio local comunitaria, Radio Nasa,cuenta cómo la Policía apenas podía salir del recinto de la comisaría. “Si asomaban por la esquina, les lanzaban una granada y les quebraban”, recuerda, caminando por la plaza central. El ambiente es radicalmente distinto hoy en día, desde que las FARC anunciasen el alto el fuego este verano mientras negociaban un acuerdo de pazcon el Gobierno. “Ahora ves gente por la calle y muchos de los desplazados por el conflicto están regresando al pueblo”, cuenta Santiago.

RESISTENCIA PACÍFICA

La guerra se recrudeció particularmente a partir del año 2000 en Toribío y los habitantes locales se vieron en medio de un conflicto entre guerrilla y militares en el que no quisieron tomar partido. “Desde hace mucho tiempo, la política del pueblo indígena es no armarse, porque el arma solo genera más problemas”, explicaAlcibíades Escué, alcalde de Toribío. “A las FARC les interesaba [el norte del Cauca] porque era una zona con capacidad de organización social y quisieron sedimentar sus bases políticas en los cabildos indígenas”, añade el político nasa.

Las FARC, sin embargo, no lograron hacerse con el apoyo de los indígenas, que se vieron atrapados con acusaciones cruzadas de colaboracionismo por ambas partes. La casa cural, ubicada junto a la parroquia local, fue parcialmente destruida por el atentado de la chiva en el 2011. En su patio descansa ahora una pieza del vehículo que aterrizó allí tras la explosión rodeada de piedras con nombres de locales fallecidos durante la guerra. El padre Naftalí relata cada uno de los casos. “Salatier era un muchacho al que mataron los guerrilleros acusado de colaborar con el enemigo”, explica el sacerdote señalando una de las piedras. “Lo que hizo fue cuidar de un policía herido hasta que llegara el helicóptero de salvamento”.

SECUESTRO DEL ALCALDE

Un punto álgido de los momentos de tensión entre la guerrilla y los indígenas nasa tuvo lugar en septiembre del 2004. Las FARC secuestraron al entonces alcalde de Toribío,Arquímedes Vitonás,acusándolo de auxiliar a grupos paramilitares. En respuesta, cientos de miembros de la guardia indígena desarmados se introdujeron en el bosque para presionar a la guerrilla y lograr la liberación del alcalde. Los nasa también han tenido roces con el Ejército, como cuando en el 2013 tres militares fueron retenidos durante 24 horas en Toribío para ser juzgados por la muerte de un guardia indígena.

“La guerrilla quiso imponer su régimen, y el pueblo nasa eso no lo acepta”, explica el alcalde Alcibíades. “Darle un tratamiento militar a la comunidad indígena es la peor equivocación que hay”. Es difícil encontrar en Toribío gente afín a la guerrilla, aunque los locales admiten veladamente que los hay; sin embargo, sí parece existir un consenso en cuanto a los apoyos a los acuerdos de paz. “Nosotros les dijimos al Gobierno y a las FARC mientras estaban negociando en La Habana que ninguno de los dos nos representaba”, declara el alcalde. “El movimiento indígena siempre llamó a una salida negociada al conflicto y ahora está por el ‘sí’ [en el plebiscito] porque se entiende que es una esperanza a un descanso y una mayor tranquilidad”.