Los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea, salvo el británico David Cameron, han debatido este miércoles en Bruselas el futuro del club sin Reino Unido. Y la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha aprovechado la ocasión para dejar constancia en la capital de las instituciones europeas de que el gobierno que dirige sí está comprometido con Europa y sí quiere seguir formando parte del club. Sturgeon se ha reunido por la mañana con el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, y por la tarde lo hará con el máximo responsable de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Conscientes de que lo que pase en Escocia puede sentar un precedente importante en otros territorios europeos, ni Schulz ni Juncker han querido valorar el contenido de la visita y las reivindicaciones escocesas pero ambos han abierto las puertas de la casa reconociendo el derecho del gobierno escocés a ser escuchado en las instituciones europeas. El socialista alemán aseguraba haber escuchado “atentamente” y haber “aprendido mucho” durante el encuentro con la líder del Partido Nacionalista Escocés. Mientras que el democristiano luxemburgués indicaba que escuchará con atención lo que tiene que decir pero “no tenemos la intención, ni Donald (Tusk) ni yo mismo de interferir en el proceso británico. Ese no es nuestro trabajo”, decía.

Es decir, cautela pero brazos abiertos hacia un territorio con un deseo inequívoco de seguir perteneciendo a Europa tras la decisión del ‘brexit’. “Ha sido una buena oportunidad para fijar la postura de Escocia y el deseo de Escocia de seguir en la Unión Europea y proteger nuestra relación con la Unión Europea”, explicaba Sturgeon tras el desayuno de trabajo mantenido con Schulz y su equipo. “Ha sido una reunión introductoria y estoy agradecida por el tiempo que el presidente me ha dado esta mañana”, añadía.

Con un traje azul Europa, la representante política de mayor rango de Escocia recordaba también que el motivo de su visita es exponer “claramente” el deseo escocés de proteger su relación con la UE. “No subestimo los desafíos que tenemos por delante para encontrar el camino”, reconoce pero la gente debe “entender que Escocia, al contrario que otras partes de Reino Unido, no quiere abandonar la Unión Europea”, subrayaba.

Reuniones en la Eurocámara

Sturgeon también se ha reunido con buena parte de los líderes de los grupos políticos de la cámara: el liberal Guy Verhoftstadt, el conservador Manfred Weber y el socialista Gianni Pitella. El único dirigente europeo que no se ha prestado a hacerse la foto con Sturgeon ni a recibirla en su despacho ha sido el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que considera el momento poco apropiado. Un pequeño revés que no empaña la gran acogida que da Bruselas a Sturgeon apenas seis días después del referéndum.

“Si quieren ser independientes, deciden ser independientes, y si quieren seguir en la UE puede hacerlo. Es su decisión”, decía este martes Verhoftstadt en una entrevista con STV news. El debate está ya sobre la mesa y algunos mandatarios europeos recuerdan que la puerta de Europa está abierta. “Europa está abierta a otros estados miembros. Eso está claro. Aquellos que se quieren quedar son bienvenidos”, decía el primer ministro irlandés, Enda Kenny, a través de las redes sociales este martes.

Ofensiva diplomática

La ofensiva diplomática de Sturgeon coincide con la primera cumbre que se celebra en la Unión Europea sin David Cameron en la mesa de reuniones. Un encuentro con dos asuntos en la mesa: la puesta en marcha del proceso de divorcio y el inicio de una primera reflexión común sobre el futuro de Europa que tendrá continuidad con una nueva reunión en Bratislava el 16 de septiembre. “(Los británicos) han tomado la decisión que han tomado y hoy no se sientan en la mesa”, advertía Jean-Claude Juncker a su llegada a un encuentro con una misión: recuperar el control y evitar un efecto contagio en otros países donde el desencanto con Europa y los movimientos populistas se han hecho fuertes.

El debate genera divisiones. Los países del grupo de Visegrado, formado por la República checa, Hungría, Polonia yEslovaquia exigen una reforma total sobre el funcionamiento de la Unión Europea para responder a las preocupaciones de los ciudadanos y que a su juicio pasa por renacionalizar algunas de las competencias que hoy en día están en manos de Bruselas. “Las preocupaciones de nuestros ciudadanos necesitan reflejarse mejor y los parlamentos nacionales tienen que ser escuchados. Las instituciones de la UE deben ceñirse a su misión y mandato”, recuerdan los cuatro países en un comunicado.

Otros en cambio ponen el acento en la necesidad de avanzar a varias velocidades si hace falta. Este es el caso del primer ministro belga,Charles Michel, que advierte que la necesidad de decidir todo a 27 genera un riesgo de inmovilismo. “La ilusión de hacerlo todo a 27 crea una percepción de inmovilismo”, advertía a su llegada a la cumbre. Todos, obstante, coinciden en una cosa: “hay que escuchar a la gente” y hay que explicar con claridad a los ciudadanos europeos las alternativas, las dificultades y los retos que hay. “Necesitamos más que nunca una Unión unida y fuerte frente a un Reino desunido”, alertaba el luxemburgués Xavier Bettel.