Los primeros meses en el Elíseo empiezan a pasarle factura a Emmanuel Macron. La República en Marcha (LREM), la formación del presidente francés que ganó de calle las elecciones legislativas del pasado junio imponiendo una aplastante mayoría en la Asamblea Nacional, ha sufrido este domingo un serio revés en el Senado.

La Cámara Alta seguirá en manos de la derecha, lo que podría complicar seriamente las reformas constitucionales de Macron. El presidente ha prometido reducir el número de parlamentarios, pero para ello necesita el apoyo de las dos cámaras. Si el Senado se opone, Macron podría verse obligado a convocar un referéndum.

El Senado francés es una Cámara de representación territorial con un tipo de escrutinio particular. Sus 348 senadores son elegidos por sufragio universal indirecto para un mandato de seis años, y la mitad del hemiciclo se renueva cada tres. Votan los llamados ‘grandes electores’, un cuerpo electoral de 76.000 personas, en su mayoría consejeros municipales, regionales o departamentales. Este domingo se renovaban 171 escaños.

Voto de castigo

Según los primeros resultados, la derecha de Los Republicanos mantendrá su hegemonía con 149 escaños, siete más que hasta ahora. LREM, que hace meses aspiraba a tener 50 asientos, habría logrado solo entre 20 y 30. Los socialistas salvan los muebles con 68 senadores, 18 menos que hace tres años. El Frente Nacional mantiene sus dos asientos.

Además de interpretarse como un voto de sanción, el fracaso de Macron en su última cita electoral hasta las europeas del 2019 tiene que ver con el modo de escrutinio. Los electores han castigado la intención del Gobierno de congelar el gasto en las administraciones locales y suprimir las subvenciones para contratar personal. La estrategia de LREM de dinamitar a los actuales grupos parlamentarios, como ocurrió en la Asamblea Nacional, no ha funcionado en el Senado. La Cámara Alta seguirá reflejando las líneas tradicionales entre izquierda y derecha que Macron pretendía borrar.