El rey Juan Carlos encabezará este martes la delegación española que asiste a los funerales de Fidel Castro en la Habana con la frustración de no haber logrado visitarle en un viaje de Estado, una cita de fuerte contenido simbólico con el que que ambos mandatarios soñaron durante largos años. No ocultaban su sintonía y en las ocasiones en las que coincidieron fueron labrando una relación de proximidad que sobrevivió a la tensión que dificulto el vínculo entre España y Cuba durante la etapa de José María Aznar como presidente.

El padre de la revolución visibilizaba esa amistad tanto como podía y el monarca fue más discreto con sus gestos pero es reconocido el afecto que se tenían. Muestra de ello es que, en la única visita de Juan Carlos Ia Habana, en 1999, en el marco de la IX Cumbre Iberoamericana, Fidel le arropó desde su llegada, saltándose todo el protocolo. Fue a recogerle al aeropuerto en su propio vehículo para llevarle a la residencia y desplegó una exhibición de gestos para mostrarle su respeto. Lo cierto es que el Rey contaba con haber podido ir antes de esa cita con un viaje de Estado. El líder cubano había visitado España en 1992. José Manuel Fraga lo recibió con honores en la tierra natal de sus padres emigrados, Galicia, y de esos días en España nació la esperanza de que el monarca pudiese viajar a la isla. Aznar no lo permitió, y el Rey llegó a confesarlo tiempo después en una conversación informal que acabó trascendiendo con el periodista estadounidense John Lee Anderson.

Con estos precedentes, la presencia este martes de Juan Carlos I en el funeral tiene especial trascendencia política, aunque no estarán presentes ni los Reyes ni el ministro de Exteriores, que tienen en agenda una visita a Portugal.

CRÍTICAS DE CIUDADANOS

Algunas voces, como Podemos, opinan que la presencia es insuficiente y llega tarde, cuando España ya ha perdido una posición de privilegio en un país en transición que sí ha sido visitado por líderes mundiales como el expresidente estadounidense, Barack Obama. Consideran que decisiones de este tipo hacen que España sea cada día más irrelevante en el contexto internacional y que vaya desgastándose su papel en la política latinoamericana.

El jefe de la delegación del PP en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, señaló este lunes que la decisión obedece al “deseo de transición” en la isla pero restó trascendencia a la presencia de Juan Carlos I. Desde Ciudadanos, en cambio, cuestionan el viaje para asistir a los funerales de “un dictador”. El partido de Albert Rivera ha presentado tres preguntas parlamentarias para que el Gobierno explique esa decisión.