Ha pasado casi un año desde la renuncia de Renzi por el fracasado referéndum de diciembre del 2016 y nadie ha tomado el relevo. Pero las críticas que le han llovido últimamente y desde las filas de su partido se ha cuestionado que encabece él las listas del PD en las próximas elecciones. Acorralado por sus detractores y desgastado por el alejamiento de los cargos institucionales, el propio Renzi lo ha admitido sin tapujos en una entrevista esta semana en el canal La7. «En el PD hay muchas personas que podrían ocupar el puesto», dijo. «Uno es (el actual primer ministro, Paolo) Gentiloni», añadió.

Las cosas se complicaron para Renzi después de la anunciada derrota del PD el pasado domingo en las regionales de Sicilia.

El candidato a primer ministro del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi di Maio, canceló un debate televisivo con él. «El PD ya no tiene un líder», esgrimió. También Silvio Berlusconi apadrina la estrategia del aislamiento político de Renzi. Una encuesta de Ipsos colocó a Renzi en cuarta posición como el futuro primer ministro más deseado, antecedido por Di Maio, Berlusconi y Gentiloni. Otra, publicada el jueves por IndexResearch, pone a Gentiloni como el líder progresista preferido como jefe de Gobierno. Perdió el pulso mantenido en octubre por el gobernador del Banco de Italia, Ignacio Visco. Renzi se dijo abiertamente contrario a que fuera confirmado en el cargo, pero al final el Ejecutivo de Gentiloni dio luz verde.

Con todo, Renzi, quien en mayo arrasó en las primarias del PD con el 70% de los votos, todavía parece lejos de la rendición. «Sé que me quieren muerto, hace meses que lo intentan». «Pero yo no me muevo un centímetro», afirmó en la tele.