La más confusa y traumática elección de los últimos tiempos en el Reino Unido concluye este jueves sin que la disparidad en los sondeos permita avanzar un pronóstico fiable. La mayor parte de las encuestas apuntan a una victoria de los conservadores, pero ésta se quedaría lejos de la mayoría arrasadora con la que contaba Theresa May, cuando convocó estos comicios anticipados. Incluso uno, del total de los 15 sondeos que han ido analizando las preferencias de los votantes, indica un empate técnico con los laboristas. Las variaciones oscilan entre quienes daban hasta el miércoles a los ‘tories’ una mayoría absoluta de 122 diputados, a los que la rebajaban a cero. Los dos atentados durante la campaña vinieron a trastocar las agendas y sacaron a la luz el problema a que se enfrenta la seguridad nacional y los puntos débiles de la lucha antiterrorista. En las últimas horas antes de la apertura de los colegios electorales, líderes y partidos hicieron un esfuerzo por volver a la normalidad, retornando a los respectivos programas, alterados brutalmente por los atentados y la posterior disputa sobre los fallos en seguridad.

Theresa May, al igual que el resto de los líderes, recorrió miles de kilómetros tratando de arrancar los últimos votos. Acompañada de su marido, ante pequeños grupos de militantes bien seleccionados, la primera ministra centró su llamamiento a los electores en la negociación del ‘brexit’, el que debía haber sido el pilar de su campaña, si las cosas hubieran salido como planeado. May pidió que confiaran en ella y en su capacidad de liderazgo. “¿En quién confiáis a la hora de un liderazgo fuerte y estable, que va a conseguir el mejor acuerdo para Gran Bretaña en Europa?. Porque el ‘brexit’ es importante. El ‘brexit’ es la base de todo lo demás”. May arrancó la jornada en el mercado central de carne de Londres para después volar en jet privado a Southampton y Norfolk, para terminar en Nottingham y Birmingham. Más relajada que en otras ocasiones, repitió que modificaría las leyes de derechos humanos si fuera necesario. También prometió una inversión de decenas de miles de millones de libras en carreteras, viviendas sociales y en la mejora de los servicios ferroviarios.

CORBYN, RECIBIDO COMO UN HÉROE

Pero en el terreno social ha sido donde su rival, Jeremy Corbyn,quien se ha movido como pez en el agua, logrando hacer una campaña muchísimo mejor que lo esperado. Corbyn ha participado en más de 80 mítines y ha sido recibido en ellos como un héroe por sus simpatizantes. Una movilización popular que no se veía en décadas en la política británica. Para él estos comicios son una elección, “entre esperanza o miedo”. Su prioridad es la mejora de los servicios públicos y las pensiones, a los que destinará, de ser elegido, muchos más millones que los conservadores. Un dinero que obtendrá aumentando los impuestos a los más ricos y a las empresas. “Nos dicen que todo eso va a costar mucho dinero y sí, es así, claro. Lo sé. Pero lo hemos dicho muy claro. Lo vamos a poder costear y el 95% de la gente no va a pagar más impuestos, ni más seguridad social, ni vamos a subir el IVA”.

El laborismo de Corbyn es de extrema izquierda. Propone universidad gratis, comidas gratis para los niños en las escuelas, así como nacionalizar el ferrocarril, el agua y el servicio de correos. ”La gente debe elegir entre otros cinco años de recortes, largas listas de espera en la sanidad, escuelas desprovistas de fondos en muchas partes de nuestro país o esperanza bajo el laborismo. Esperanza para la gente joven y los pensionistas que tendrán la seguridad que necesitan y para el país, porque invertiremos en su economía”, afirma.

POLARIZACIÓN

La elección, muy presidencialista, parece polarizada entre estos dos líderes tan diferentes, con dos programas también muy distintos. Marginados han quedado los liberales demócratas, que ofrecen la oportunidad de un segundo referéndum sobre el acuerdo final del ‘brexit’, que se negocie con Bruselas. Su líder, Tim Farrow, sabe que sus posibilidades son muy limitadas, pero ha pedido a los simpatizantes y a los laboristas que voten tácticamente en las circunscripciones, “para no dar a Theresa May un cheque en blanco”.

En Escocia, Nicola Sturgeon espera otra victoria masiva y otro gran mandato, que le de poder para presionar en favor de un segundo referéndum de independencia. De campaña en Edimburgo, Sturgeon afirmó que la reelección de los diputados del Partido Nacional Escocés es importante para que Escocia mantenga “una voz poderosa” en el Parlamento británico de Westminster.