Cientos de miles de personas procedentes de toda Grecia se manifestaron ayer en la emblemática plaza de Syntagma de Atenas para exigir al Gobierno griego que no permita que la vecina República de Macedonia utilice este nombre. La protesta reaviva una disputa que hace 26 años que dura, desde el momento de la desintegración de la antigua Yugoslavia.

La multitud nacionalista reprochó al Gobierno liderado por Alexis Tsipras que esté tratando de llegar a un compromiso sobre la cuestión con el país vecino. La vecina Macedonia alcanzó la independencia en 1991, cuando Yugoslavia se fragmentó, pero la cuestión del nombre fue conflictiva desde el primer día. Los nacionalistas griegos aseguran que el uso por el país vecino del término Macedonia, que es también el nombre de una región del norte de Grecia, implicaría aspiraciones territoriales sobre dicha región.

La objeción de Grecia en la Unión Europea (UE) retardó el reconocimiento de la nueva república por parte de los países europeos y, de hecho, Macedonia sigue sin tener un nombre oficial reconocido internacionalmente. Para superar el bloqueo, se le dio provisionalmente el nombre de Antigua República Yugoslava de Macedonia (Fyrom, por sus siglas en inglés) y así está registrada en la ONU. Pero se suponía que se trataba de un apaño provisional hasta que se alcanzara un acuerdo.

Dos décadas y media después, Grecia sigue bloqueando la entrada de Macedonia en la OTAN, así como el inicio de las negociaciones para su ingreso a la UE, a pesar de que obtuvo el estatus de país candidato en el 2005. Esta semana, el enviado de la ONU para esta cuestión, el diplomático estadounidense Matthew Nimetz, afirmó que «ha llegado el momento» de encontrar una solución.

El centro de Atenas quedó bañado por un mar de banderas griegas y la estrella de los oradores en la protesta fue el mítico compositor y cantante Mikis Theodorakis, autor de Zorba, el griego y, en su época, figura emblemática de la izquierda en el país.

APOYO DE LA DÍASPORA GRIEGA / Como suele suceder, las cifras de participantes en la manifestación de Atenas difieren según las fuentes consultadas. La policía señaló que habían tomado parte alrededor de 140.000 personas, mientras que los organizadores situaron la participación en un millón y medio. La protesta había sido organizada y financiada en gran parte por grupos de la diáspora griega (especialmente residentes en Estados Unidos, Canadá y Australia), asociaciones de militares retirados y asociaciones culturales de la Macedonia griega. Contó además con el apoyo activo de la Iglesia ortodoxa griega.

Theodorakis, que tiene ahora 92 años, afirmó en su discurso que cualquier concesión en la cuestión del nombre del país vecino supondría «una cesión de soberanía nacional griega» y lanzó una arenga contra lo que denominó «la peor forma de fascismo, el de izquierdas». El compositor pidió a Tsipras que «no tenga miedo al pueblo» y organice un plebiscito antes de ratificar ningún acuerdo.