El Gobierno del presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, se ha quedado sin oxígeno después de un año y siete meses de una gestión marcada por el fracaso. Kuczynski comunicó ayer su dimisión al Gabinete, se despidió de la prensa acreditada en la sede del poder ejecutivo, salió por la puerta principal y subió a un automóvil sin gloria y con mucha pena. La marcha de mandatario peruano se hizo inevitable cuando se hicieron públicos una serie de vídeos y audios que muestran a sus aliados intentando comprar votos de congresistas opositores para evitar su destitución por sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht.

«Pienso que lo mejor para el país es que yo renuncie a la presidencia de la República. No quiero ser un escollo para que nuestra nación no encuentre la senda de la unidad y la armonía que tanto necesita y que a mí me negaron», dijo Kuczynski. «Habrá una transición constitucionalmente ordenada», añadió al anunciar su renuncia a la presidencia.

Meses antes una facción del partido opositor Fuerza Popular, encabezada por Kenji Fujimori, se opuso en el Congreso al cese de Kuczynski, sospechoso de haber recibido dinero de la constructora brasileña. El premio mayor de ese intercambio de favores fue el indulto otorgado en la navidad del 2017 a Fujimori, que cumplía 25 años de prisión por haber cometido graves violaciones a los derechos humanos.

Debate en el Congreso / La suerte del mandatario estaba echada. El Congreso iba a debatir hoy por segunda vez la dimisión de Kuczynski por el caso Odebrecht. La aparición de los vídeos terminó convirtiéndose en una condena anticipada y una paradoja de la política peruana: 18 años atrás Fujimori se escapó del país después de que se hicieran públicos vídeos en los que su brazo derecho, Vladimiro Montesinos, sobornaba a diversos personajes.

La aparición de los vídeos ha sido una condena anticipada. Kuczynski entendió que tenía las horas contadas una vez que la Junta de Portavoces del Congreso bajara el pulgar. «Para acortar esta crisis política, el señor presidente debería renunciar», pidieron los legisladores.

Kuczynski, de 79 años, venía del mundo de las finanzas internacionales, había sido ministro durante el mandato del expresidente Alejandro Toledo, y cosechaba el aplauso de los mercados por su condición de confeso neoliberal.

El caso Odebrecht complicó muy pronto su Gobierno. Para salvar lo poco que le quedaba de su honor, el presidente optó por abandonar su cargo. Kuczynski esperaba ansioso la llegada de la Cumbre Americana del 13 de abril que se celebrará en Lima. Además de anfitrión, el mandatario quería convertirse en un interlocutor privilegiado de Donald Trump y el azote del venezolano Nicolás Maduro, al cual prohibió asistir a la reunión de mandatarios. No estaba en sus planes dimitir.

La caída del presidente se conoce el mismo día en que el Congreso aprobó la extradición de Toledo, quien se encuentra en Estados Unidos.