Casi el 73% de los pollos frescos que se venden en carnicerías y supermercados del Reino Unido están infectados por una bacteria, que provoca trastornos intestinales. A esa conclusión ha llegado la Food Standards Agency (FSA), el organismo oficial británico que vela por la salubridad de los alimentos, después de analizar a lo largo de un año muestras de 4000 pollos crudos, que estaban a la venta en grandes superficies y en tiendas pequeñas.

La Campylobacter es un tipo de bacteria que contamina muy fácilmente otros alimentos que se estén preparando en la cocina. Afecta al intestino delgado y es la causante de la intoxicación más frecuente en el Reino Unido, con 280.000 infectados casa año. Los síntomas son dolor de estómago, diarrea y fiebre. En la mayor parte de los casos el problema queda resuelto en unos cuantos días, pero también puede desembocar en complicaciones a largo plazo.

FSA ha encontrado que entre los pollos contaminados un 19% presentaban los niveles más altos de infección. Desde que finalizó el análisis varias grandes cadenas de supermercados han tomado medidas y han logrado reducir el nivel de contaminación en los pollos. En verano comenzará un nuevo análisis, para examinar la respuesta al problema de la industria alimentaria.