En plena recta final de la campaña de las elecciones presidenciales francesas, la candidata ultraderechista Marine Le Pen ha viajado este viernes a Moscú, donde ha defendido la normalización de las relaciones con Rusia y la cooperación con las Fuerzas Armadas de ese país en la guerra siria.

La visita relámpago a Rusia de la líder del Frente Nacional, anunciada a toda prisa tan solo horas antes, ha generado nuevas denuncias de interferencia en los comicios franceses por parte del Kremlin.

EL "DERECHO A HABLAR" DE PUTIN

"Soy partidaria de desarrollar las relaciones con Rusia en el marco de esta larga historia que une a nuestros dos países", ha afirmado Le Pen poco antes de reunirse con el presidente de la Duma, la cámara baja del Parlamento, Viacheslav Volodin.

Poco después, la dirigente se ha dirigido al Kremlin, donde ha sido recibida por el presidente Vladímir Putin. El jefe del Estado ruso ha declarado que se reserva "el derecho de hablar con los representantes de todas las fuerzas políticas", aunque ha subrayado que no tiene ninguna pretensión de "influir en los acontecimientos".

Se sabe que el partido de Le Pen ha recibido un préstamo de nueve millones de dólares del First Czech-Russian Bank, con sede en Moscú. En diciembre, cuando François Fillon, amigo de Putin y con una política exterior marcadamente prokremlin, encabezaba las encuestas, el Banco Central ruso revocó la licencia de la entidad prestataria, al tiempo que Moscú informaba de que exigiría la devolución del préstamo.

Con la caída de Fillon y los sondeos apuntando a un duelo entre el proeuropeísta Emmanuel Macron y la candidata ultra, en los medios de comunicación ya no se está planteando el tema de la devolución del préstamo ruso al FN.