Las presiones ejercidas, dentro y fuera de la Iglesia católica, por el caso de Juan Barros, el obispo chileno acusado de encubridor de abusos sexuales, han llevado este martes al Papa a tomar una decisión inesperada. Francisco ha decidido enviar a Chile a un enviado especial, cuya tarea será escuchar a los acusadores de Barros, según ha informado la Santa Sede a través de su oficina de prensa.

La nota vaticana, de tono seco y breve, explica que el enviado en cuestión será el arzobispo maltés Charles J. Scicluna, quien ha sido encargado de viajar directamente a Santiago de Chile. Este es un sacerdote conocido por haber investigado a los Legionarios de Cristo de México, que fue durante años promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe y que, en la actualidad, se desempeña como presidente del Colegio para el Examen de los Recursos sobre los llamados delitos graves (como son los abusos clericales) ante ese mismo organismo.

Su misión será la de "escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen". Ello, a raíz de "algunas informaciones recientes con respecto al caso de monseñor Juan Barros Madrid, obispo de Osorno", ha precisado El Vaticano, sin aclarar cuándo Scicluna emprenderá su viaje.

Amarga gira por Chile

La decisión de Francisco llega después de que el 'caso Barros' empañara el final de la última gira del Papa por Chile y Perú, en la que el Pontífice argentino llegó a defender al sacerdote chileno, como ya había hecho en otra ocasión en el 2015. "El día que presenten una prueba contra el obispo Barros hablaré. No hay ninguna. Todo es calumnia. ¿Queda claro?", afirmó Francisco, el pasado 18 de enero.

Desde entonces, un terremoto de críticas ha caído sobre el Papa, en particular en Chile, donde Barros es acusado de haber encubierto a Fernando Karadima, del que fue mano derecha. Karadima, un conocido sacerdote de Santiago de Chile, fue finalmente hallado culpable de abusos en el 2011 y suspendido de por vida.

"Pedimos al papa Francisco que reconsidere urgentemente su apoyo al obispo Juan Barros por el bien de toda la Iglesia", pidió, el 24 de enero, la organización católica progresista Somos Iglesia Internacional y la Red Europea Iglesia por la Libertad. La "protesta eclesiástica de los cristianos de Osorno" es "legítima" y "los supervivientes del abuso de Karadima, a quienes el Papa Francisco se negó a ver, han sido confirmados como creíbles", añadieron.

En estas circunstancias, a su regreso del viaje por América Latina, personas del entorno de Francisco le advirtieron de revisar sus posturas sobre Barros. Al parecer, al Papa "le llegaron algunas informaciones" y, por eso, "ha decidido que es mejor profundizar" sobre el caso, ha escrito el vaticanista Andrea Tornielli.