Altas empalizadas rodean desde hace unos días la céntrica plaza Pushkinskaya, lugar donde el domingo 26 de marzo se concentraron miles de personas, la mayoría de ellos en edad escolar o universitaria, para protestar contra la corrupción, en las más multitudinarias manifestaciones contra el Gobiernoregistradas en Rusia en los últimos cinco años. El lugar será sometido a obras de reforma que se prolongarán meses y que también se llevarán a cabo en otros espacios abiertos capitalinos.

Paralelamente, en escuelas, universidades y otrasinstituciones estatales de enseñanza, van saliendo a la luz casos de profesores que aprovechan algunas de sus clases para desprestigiar a la oposición, a la que asignan motes como "enemigo del pueblo" o "quinta columna". Desde instituciones como el Fondo Académico Ruso, dirigido por un familiar del presidente Vladímir Putin, se ha instado a los políticos locales a reunirse con los jóvenes para explicarles los "esfuerzos" del Gobierno en la lucha contra la corrupción.

Las plácidas aguas de la política interior rusa acaban de experimentar un brusco e inesperado meneo, mientras el Kremlin, pillado a contrapié, emite síntomas de inquietud ante el cariz que puedan adoptar los acontecimientos en los meses futuros, previos a la previsible reelección de Vladímir Putin en las presidenciales del año que viene.

UNA NUEVA GENERACIÓN IRRUMPE EN LA POLÍTICA RUSA

Jóvenes en edad escolar o universitaria, de entre 16 y 25 años, constituyeron el grueso de los manifestantes que acuderon a la convocatoria del bloguero anticorrupción Alekséi Navalni. "Son un segmento de población que se informa fundamentalmente a través de internet, lo que les inmuniza frente a la propaganda televisiva que reciben sus padres", constata telefónicamente Anatoli Nesmiian, bloguero y politólogo. Se trata de una nueva generación que irrumpe en la vida política rusa con unos referentes muy distintos a los de sus mayores. Han vivido siempre bajo la presidencia de Putin y no han conocido ni la URSS ni las penuriasde los años 90, pero sí vinculan la corrupción a las actuales autoridades.

EL OBJETIVO: EL PRIMER MINISTRO MEDVÉDEV

'On bam ne Dimon' (Para tí no es Dimon) fue el eslogan escogido por los organizadores de la protesta. Dimon es el apodo por el que se conoce al primer ministro Dmitri Medvédev en las redes sociales; la frase, en realidad, es el título de un documental elaborado por Navalni y su equipo y que ha recibido alrededor de 16 millones de visitas en Youtube.

En el filme se vierten graves acusaciones contra Medvédev, "uno de los hombres más ricos de Rusia", según el opositor, quien habría acumulado viñedos en el extranjero, casas de lujo en diferentes localidades de Rusia y yates, en su mayoría regalos recibidos de oligarcas y mantenidos a través de una red de fundaciones al frente de las cuales ha colocado a allegados. Opositores y analistas consideran que la elección de Medvédev como objetivo ha sido un acierto, ya que su figura es muy impopular, y creen que tras lo sucedido, su carrera política está truncada irremisiblemente. No se prevé, sin embargo, que sea relevado de su puesto antes de los comicios del 2018. "Hacerlo constituiría una muestra de debilidad por parte de Putin", apunta Nesmiian.

LA OPOSICIÓN AMPLÍA SU PREDICAMENTO POR TODO EL PAÍS

"Uno de los éxitos de las manifestaciones del domingo ha sido demostrar (al mundo) que Putin no es el presidente de todos los rusos, contrariamente a lo que indican los sondeos". Esta frase, pronunciada durante una conversación telefónica por Alekséi Dimitrev, al frente del Movimiento contra la Corrupción, muestra el optimismo del que se ha embriagado la oposición rusa tras los acontecimientos de marzo. Hubo manifestaciones en un centenarde ciudades de todo el país, pese a que los asistentes se exponían a ser arrestados al no contar las marchas con autorización gubernamental. Y no solo en Moscú o San Petersburgo, sino también en ciudades de provincia como Samarao Vladivostok, e incluso en centros industriales como Cheliabinsk,donde se supone que el respaldo al Kremlin es abrumador. Navalni ha logrado extender su predicamento por la vasta geografía rusa, fuera de los feudos tradicionales opositores.