«Las mujeres no son objetos para uso de los hombres». Con estas palabras, la primera ministra británica, Theresa May, ha condenado firmemente el «horrible» comportamiento machista de un grupo de líderes empresariales y banqueros, miembros del Club de Presidentes, en la gala benéfica solo para hombres celebrada la pasada semana en un hotel de Londres. Una reportera del Financial Times camuflada entre las azafatas contratadas para el evento contó en un artículo el acoso sexual, los tocamientos y el trato degradante de que fueron objeto las mujeres. Un secretario de Estado, el responsable de la política para menores y familia, Nadhim Zahawi, se encontraba entre los asistentes.

Al menos tres diputados han pedido a la policía que investigue el escándalo, después de que una de las azafatas entrevistadas en la cadena de televisión ITV dijera estar «100% segura» de la presencia de varias prostitutas en las copas después de la cena. «Un grupo diferente de mujeres llegó al party de después [de la cena] vestidas de rojo. Besaban a los hombres, con unos gestos y un comportamiento muy provocativo».

«Me quedé francamente consternada cuando leí el artículo», declaró May en una entrevista desde el Foro Económico Mundial de Davos. «Pensé que ese tipo de actitud, consistente en considerar a las mujeres como objetos, era algo que habíamos superado. El reportaje muestra que nos queda aún mucho trabajo por hacer y continuaré en ese empeño hasta que podamos decir que las mujeres son aceptadas y tratadas igual que los hombres».

Uno de los 360 asistentes masculinos a la gala en el hotel Dorchester fue el secretario de Estado a cargo de niños y familia, Nadhim Zahawi, quien, según explicó May, «molesto por el ambiente de la cena, se marchó pronto a casa». Zahawi ha recibido una reprimenda del responsable de disciplina parlamentaria de los conservadores, pero fue confirmado en el cargo. David Meller, presidente del grupo de lujo Meller y copresidente del Club de Presidentes, tuvo en cambio que dimitir como consejero del Ministerio de Educación. El Club de Presidentes ha puesto fin a sus actividades tras 33 años de existencia.

Lo ocurrido muestra que «los clubes solo de hombres son una amenaza», señala la periodista de The Guardian Amelia Gentleman. Las revelaciones del Financial Times provocan «repulsión, pero no son una sorpresa». Se trata «de otro ejemplo del sexismo institucional que existe en las élites británicas».