Un miembro de Médicos sin Fronteras (MSF) murió este fin de semana en el norte de Siria en un atentado con coche bomba, que, según cifras que proporcionó hoy esta ONG, causó veinte fallecidos y ochenta heridos.

En un comunicado, MSF precisó que el ataque que costó la vida a uno de sus integrantes, cuya nacionalidad no proporcionó, fue perpetrado el sábado con un vehículos cargado de explosivos en un bazar de la localidad de Atma, en la provincia septentrional de Idleb.

La organización, que explicó que el número de víctimas de que dispone es de acuerdo a fuentes locales, agregó que 41 de los ochenta heridos ingresaron en el hospital de MSF en la zona, donde seis de ellos fallecieron, incluido el integrante de la ONG que sufrió heridas graves y murió poco después de llegar al centro sanitario.

Anteriormente, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos había informado de nueve muertos -uno de ellos un dirigente de una brigada islamista- en el ataque en Atma, próxima a la frontera con Turquía.

MSF destacó que dos horas antes de esa explosión otro coche bomba estalló en un mercado en la población de Azaz, en la provincia vecina de Alepo y también limítrofe con Turquía.

El grupo indicó que, según una primera estimación, al menos cinco personas perecieron y otras veinte resultaron heridas en este pueblo, bajo control de la oposición siria; cifra que fue elevada por el Observatorio a nueve víctimas mortales.

MSF subrayó que tanto para ellos como para las pocas organizaciones humanitarias internacionales que trabajan en Siria "resulta cada vez más difícil prestar ayuda, pese a que la población tiene grandes dificultades para acceder a la atención médica y de que sus necesidades son enormes".

El presidente de MSF, Mego Terzian, dijo en el texto que "hoy en día, en este contexto de gran inseguridad, su capacidad para llevar ayuda es muy limitada".

Más de 171.000 personas han perdido la vida desde el inicio del conflicto en Siria en marzo de 2011, según activistas.