Nuevas revelaciones de la prensa norteamericana acerca de las ceñidas relaciones entre el entorno del presidente Donald Trump y personajes próximos al Kremlin y nuevo desmentido de Moscú. Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, ha calificado este lunes de absurdas las informaciones difundidas horas antes por ‘The New York Times’, rotativo que asegura que el dimitido asesor de seguridad nacional, el prorruso Michael Flynn, había ya recibido un plan de paz alternativo para Ucrania, elaborado por hombres de negocios norteamericanos y ucranianos, ajeno a los acuerdos de Minsk.

La presunta ‘hoja de ruta’ paralela incluía la celebración de un referéndum en la península de Crimea, anexionada por Rusia en el 2014, para que sus habitantes decidieran si aceptaban arrendar el territorio a Moscú durante un periodo de cinco décadas o incluso de un siglo. Tras calificar de “absurdo” el planteamiento, Peskov se limitó a responder que Rusia jamás aceptaría poner en alquiler “una región propia”. Sobre Crimea “no hay nada de lo que hablar”, ha reiterado el funcionario, antes de indicar que el marco para la solución al conflicto son los pactos de la capital bielorrusa.

De acuerdo con el relato proporcionado por el rotativo norteamericano, la propuesta ha sido elaborada por tres hombres: Michael Cohen, el jurista personal del jefe del Estado norteamericano, cuya esposa es de origen ucraniano; Felix H. Sater, un empresario que colaboró con el magnate neoyorquino en negocios en Rusia, y Andrey Artemenko, un legislador ucraniano de la oposición descrito por el rotativo como un adinerado diputado que se ve a sí mismo como un “futuro líder de Ucrania del estilo de Trump”.

RELEVO DE POROSHENKO

Además de la mencionada consulta electoral sobre el posible “alquiler” de la península al Kremlin durante décadas, el proyecto contemplaba la retirada de las tropas rusas del este de Ucrania y el relevo del actual jefe del Estado ucraniano, Petró Poroshenko, mediante la difusión de presuntas prácticas corruptas del presidente, datos que había acaparado el propio Artemenko y de los que se vanagloriaba. El diputado de la Rada sostenía que sus ideas habían sido bien recibidas por miembros de la élite política rusa cuyo nombre no se desveló.

Como era de esperar, la parte ucraniana no ha tardado en reaccionar. En una respuesta escrita al mismo rotativo neoyorquino, el embajador ucraniano Valeriy Chaly puntualizó con indignación que Artemenko “carece de la capacidad de presentar propuesta de paz alguna de parte del Gobierno ucraniano a ningún ejecutivo extranjero, incluyendo a la Administración estadounidense”. “Semejantes ideas solo pueden ser impulsadas por aquellos que de forma abierta o encubierta representan los intereses de Rusia”, continuó.

El actual Gobierno ucraniano es extremadamente hostil a la idea de apaciguar a Vladímir Putin mediante concesiones, ya que cree que no harán más que impulsar agresiones futuras por parte de Rusia. Todos estos movimientos de gente relativamente próxima a Trump, según recuerda el diario neoyorquino, se realizan mientras el FBI y otras agencias de inteligencia investigan a personas con vínculos con el presidente acerca de sus conexiones con Rusia. La conexión rusa ya ha forzado la dimisión de Michael Flynn, asesor de seguridad nacional de Trump.