Fumata blanca en Berlín. Se ha hecho esperar pero Alemania ya tiene listo un nuevo programa de gobierno. Más de cuatro meses después de que se celebrasen elecciones y tras estar reunidos durante 22 horas, la unión conservadora de la cancillera Angela Merkel (CDU-CSU) y los socialdemócratas de Martin Schulz (SPD) han presentado este miércoles las líneas generales que marcaran el rumbo de la primera potencia económica de Europa en los próximos cuatro años.

Tras prorrogarse dos días seguidos, en el documento se incluye que los socialdemócratas se habrían hecho con el ministerio de Finanzas, controlado en los últimos años por Wolfgang Schäuble, padre de la austeridad fiscal, una importante victoria para el SPD con vistas a impulsar las reformas de la Unión Europea, así como la cartera de Exteriores y Trabajo, que ya se aseguraron en el último gobierno. Un borrador del documento avanzado el martes la tarde por el ‘Rheinische Post’ abría recordando la importancia de la UE para Berlín. Pero más allá de un compromiso para aumentar el presupuesto alemán aún no han trascendido acuerdos más ambiciosos para reformar la arquitectura comunitaria como la mutualización de la deuda, la creación de un ministerio de finanzas común o la creación de una unión bancaria, como piden el SPD y el presidente francés Emmanuel Macron desde París.

RESTRICCIÓN MIGRATORIA

El acuerdo de gobierno contempla una restricción migratoria que limitará a 1.000 casos mensuales la reunificación familiar de los refugiados, medida estrella de los conservadores bávaros. A falta de más detalles, el espinoso tema ha evidenciado una grieta entre ambos partidos, ya que SPD no descarta que la cifra se amplíe en casos excepcionales.

En esa línea el documento incluye detalles ya pulidos durante la semana como un incremento de 2.000 millones de euros en el presupuesto destinado a vivienda social, otros 2.000 millones para educación y para reformar el debilitado sistema de pensiones públicas.

COALICIÓN DE PERDEDORES

Pero más allá del acuerdo, el nuevo gobierno no despierta mucho entusiasmo en Alemania. El muniqués ‘Süddeutsche Zeitung’, diario que pidió el voto para el SPD en 2013, abrió ayer su versión digital hablando de una “coalición de perdedores”. Y es que además del duro castigo que el bipartidismo alemán sufrió en las elecciones federales del pasado 24 de septiembre las encuestas apuntan a que tanto CDU como SPD se hundirían aún más hasta sus mínimos históricos mientras que los otros partidos capitalizarían el descontento con ese “más de lo mismo”. Según una encuesta del diario económico ‘Handelsblatt’, un 54% de los alemanes cree que Schulz no debería formar parte de esta nueva Gran Coalición.

El periodo de negociación para formar un nuevo gobierno ha sido el más largo de la historia moderna de Alemania pero aunque haya acuerdo eso no significa que la Gran Coalición ya sea una realidad. Para que se componga el nuevo gobierno primero el SPD debe presentar el pacto a sus hasta 450.000 delegados para que voten si aceptan o no volver a dar la mano a Merkel y a un programa poco ambicioso. Abiertamente fracturado, la directiva socialdemócrata vio en Bonn como un 44% del partido se oponía a su decisión. Las juventudes ya han conseguido nuevas afiliaciones al partido para intentar frustrar en la votación final la reedición de otra Gran Coalición, la tercera en 12 años.