Angela Merkel no se arrepiente de sus políticas pasadas. Así lo aseguró este fin de semana en una entrevista al diario ‘Welt am Sonntag’ en la que reafirmó su decisión de abrir las fronteras a los refugiados que huían de países en guerra como Siria, Irak y Afganistán y que se apelotonaban en el sur de Europa. “Fue una situación extraordinaria y basé mi decisión en lo que creía que era correcto desde un punto de vista político y humanitario”, sentenció.

A pesar de que insistió en que “tomaría las mismas grandes decisiones que tomé en 2015”, la cancillera alemana se encuentra en la recta final de una cómoda campaña electoral en la que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) que preside apuesta por una política migratoria mucho más restrictiva. Abrir las puertas de la frontera dañó severamente a la líder conservadora y dio alas a la formación islamófoba y ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), hecho que la ha llevado a matizar sus palabras. “Nadie quiere que se repita la situación del año pasado, incluso yo”, apuntó.

Tras un año en el que Alemania recibió alrededor de un millón de inmigrantes y refugiados, la cifra de llegadas se redujo drásticamente con la aplicación del pacto entre la Unión Europea (UE) y Turquía, un acuerdo de dudosa legalidad para frenar el flujo migratorio que ha sido duramente criticado por organizaciones por los derechos humanos. “Durante un tiempo no tuvimos suficiente control”, añadió Merkel. Además de ese pacto, la cancillera apuesta por otras medidas más duras como agilizar las deportaciones o prohibir el burka. Hasta ahora, por ejemplo, el gobierno formado con los socialdemócratas ha considerado Afganistán un país seguro del que no se pueden aceptar refugiados.

En la entrevista, la cancillera reitera también su voluntad de que todos los miembros de la UE acepten unas cuotas mínimas de refugiados, algo que países con gobiernos ultranacionalistas y católicos como Hungría o Polonia ha repudiado en unas decisiones que según Merkel “contradicen el espíritu de Europa”. Con esa redistribución, la líder alemana también pretende ayudar a países como Italia y Grecia que están soportando todo el peso de este drama humanitario.