Al menos 18 personas murieron en un ataque insurgente al Hotel Intercontinental de Kabul, en el que las fuerzas de seguridad rescataron a más de 150 empleados y huéspedes, 40 de ellos foráneos. Entre los fallecidos hay 14 extranjeros. El atentado ha sido reivindacado por los talibanes. Las autoridades han dicho que los cinco asaltantes también han muerto, con lo que el balance total y provisional de fallecidos es de 23. El portavoz del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi, ha confirmado a EFE que entre las víctimas mortales hay dos venezolanos, nueve ucraniamos, un griego y un kirguís. Diez de ellos trabajaban para la aerolinea afgana Kam Air.

El asalto se produjo a las 21 horas cuando un atacantes suicida se inmoló en la entrada del lujoso establecimiento, muy frecuentado por extranjeros, para allanar el camino a sus compañeros, que penetraron en el hotel vestidos con uniforme militar y cargados de armas, explosivos y chalecos listos para ser detonados.

El asalto acabó en unas 12 horas de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los insurgentes, hasta que las autoridades afganas lo dieron por terminado en la mañana de este domingo. "El ataque ha terminado completamente después de que todos los atacantes fuesen eliminados", dijo el portavoz del Ministerio de Interior, Nasrat Rahimi. "Todas las habitaciones del hotel han sido despejadas una por una, el hotel está completamente despejado y la operación ha terminado. Ninguno de los terroristas continúa en el establecimiento", confirmó también el otro portavoz de departamento, Najib Danish.

Durante la noche, las fuerzas de seguridad rescataron a 160 huéspedes y empleados del establecimiento, entre ellos 41 extranjeros, que se encuentran ya en un lugar seguro. Sin embargo, no lograron salvar la vida de seis civiles, entre ellos un foráneo, del que Danish rechazó detallar la nacionalidad. Entre los fallecidos se encuentra también el jefe del Directorio de Telecomunicaciones de la provincia de Farah (oeste), que se encontraba en el hotel junto a sus homólogos de otras provincias -un centenar- para participar en una conferencia sobre tecnologías de la información, organizada por el Gobierno de Kabul.

Alto nivel de vigilancia

En el Intercontinental, situado en lo alto de una colina en el oeste de la capital afgana y siempre bajo un alto nivel de vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad, se encuentran presentes las fuerzas de seguridad y los equipos de investigación. En la zona se escuchan todavía explosiones esporádicas, que Rahimi atribuyó a detonaciones controladas por parte de las tropas para deshacerse de los explosivos colocados por los atacantes antes de ser abatidos.

Hace unas semanas, la seguridad del hotel pasó a estar en manos de una empresa privada, mientras que antes estaba a cargo de las fuerzas de seguridad afganas, afirmó Rahimi. El hotel, frecuentado por extranjeros y afganos adinerados y que a menudo acoge fiestas privadas y eventos oficiales como ruedas de prensa, seminarios y conferencias, ya fue objeto de un atentado similar en junio de 2011. En aquella ocasión, 21 personas fallecieron, entre ellas dos extranjeros, una de ellas un piloto español, y la acción se prolongó también hasta altas horas de la madrugada.

El ataque de hace siete años tambié fue reivindicado por los talibanes. Este es el primer ataque de envergadura en el país desde que el Gobierno retomara hace unos días la posibilidad de unas negociaciones de paz con los talibanes. La semana pasada, miembros del Gobierno afgano, del Alto Consejo para la Paz de Afganistán y de facciones de los talibanes mantuvieron conversaciones informales en Turquía con el propósito de abrir un proceso formal de paz en el país asiático.

Graves ataques insurgentes

A principios de mes, once personas murieron, entre ellas cinco policías, y 25 resultaron heridas después de que un atacante suicida detonara los explosivos que llevaba cerca de las fuerzas de seguridad que vigilaban una manifestación en la capital afgana. Además, a finales de mayo pasado se produjo en la ciudad el peor atentado en el país desde la caída del régimen talibán con la invasión estadounidense en el 2001, cuando un camión cargado de explosivos causó 150 muertos y más de 300 heridos.

Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes hasta controlar apenas un 57% del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.