La primera ministra británica, Theresa May, recibe este lunes en Londres al jefe negociador de la Unión Europea, Michel Barnier, sin que el Reino Unido haya decido a estas alturas el tipo de relación a la que aspira tras el ‘brexit’. May, lejos de haber alcanzado un consenso entre los suyos y poder presentar la propuesta británica a Bruselas, se enfrenta desde hace días a un recrudecimiento de la lucha entre las facciones rivales en su Gobierno. Con un ministro diciendo públicamente una cosa, otro lo contrario y el Parlamento aún más dividido, May está paralizada y tan débil como incapaz de tomar decisiones.

Barnier se entrevistará también con el ministro para el ‘brexit’, David Davis. Hasta ahora, y desde el comienzo de las negociaciones, los dos hombres siempre se habían reunido en Bruselas para hablar del ‘brexit’. La visita en el transcurso de un almuerzo de trabajo se produce en vísperas de la nueva ronda de discusiones técnicas entre las delegaciones de los británicos y los europeos.

De martes a viernes altos funcionarios de ambas partes discutirán diferentes aspectos del ‘brexit’, como el periodo de transición de dos años, a partir del 29 de marzo del 2019, o el futuro de la frontera entre Irlanda el Norte y la República de Irlanda. Los trabajos son una preparación de la segunda fase de las negociaciones que deben comenzar en marzo. El acuerdo sobre la transición debería quedar aprobado en la cumbre prevista en Bruselas el 22-23 de ese mes. El tiempo apremia, pero la indecisión de May amenaza el calendario y la propia negociación.

Postura eurófoba

El pasado lunes la UE, presentó su posición para la fase de transición y exige que el Reino Unido continúe acatando las reglas europeas durante ese periodo, pero sin poder decisorio. El Reino Unido tampoco podría sobre ese tiempo entablar negociaciones comerciales con terceros países. Para los eurófobos del partido conservador eso convertiría al Reino Unido “en un estado vasallo”.

El lobby euroescéptico, cada vez más crecido y dispuesto a deponer a la primera ministra, teme que May se deslice hacia un ‘brexit’ suave con acceso al mercado único y la unión aduanera. May ha ratificado que el Reino Unido abandonará ambos, pero su posición sigue siendo ambigua. También hay divisiones en el partido conservador sobre los futuros derechos de los ciudadanos europeos durante el periodo transitorio y la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia.

Se acaba la paciencia

En Bruselas pierden la paciencia por la falta de claridad de los británicos, “Seguimos esperando las líneas generales sobre comercio para la cumbre de Marzo”, ha señalado un alto funcionario de la UE. “Pero Theresa May ha sido muy discreta. Si no dice lo que quiere, no vamos a poder preparar nuestra posición a tiempo”.