Como recientemente Vladimir Putin, o unos diez años atrás Silvio Berlusconi, el presidente venezolano Nicolás Maduro sintió la necesidad de probarse ante la sociedad como pianista vocacional.

El ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, lo filmó en el momento en que trata de improvisar su versión de “La Constituyente Va”, la canción de campaña que Chucho, un músico cercano al chavismo, grabó para promocionar el llamado a la sociedad a participar de una asamblea resistida por la oposición.

“Vamos todos a votar, Venezuela quiere paz”, canta Chucho y el presidente parece querer emularlo, con resultados más que discutibles. Maduro se sentó frente al piano del Complejo Cultural Teresa Carreño de Caracas antes de la realización de una actividad oficial.

El de Teresa Carreño es un nombre esencial de la cultura venezolana. Pianista, cantante y compositora, tuvo un papel relevante en las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX. En el teatro que se levantó en los años ochenta bajo su advocación se realizan conciertos, funciones de ballet y teatro.

Desde el jueves, y de modo involuntario, las manos de Maduro quedaron asociadas al Teresa Carreño. La oposición no tardó en mofarse. Henrique Capriles, el dirigente de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), dijo que el presidente no tiene “límite para el ridículo”.

UN PROGRAMA SOBRE SALSA

Maduro, quien tiene su propio programa de radio sobre salsa, y que recuerda orgulloso su papel como percusionista en una banda, apareció en otra imagen muy comentada por estos días, en la que se lo ve saludando a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana por el papel que desempeñan en el marco de las protestas que sacuden al país. “Yo les puedo decir que ya triunfamos, ustedes son la punta de lanza del triunfo de la paz, esa gente está vencida, derrotada, y con la Constituyente los vamos a enterrar, los felicito", les dijo.